Unas 200 personas han desaparecido en la carretera Monterrey-Nuevo Laredo, entre albañiles, operadores de autobuses, taxistas y familias enteras en los últimos 3 años, cuyos casos en su mayoría no han sido aclarados por las autoridades de Nuevo León y Tamaulipas.
Las desapariciones podrían ser más si se consideran los casos no denunciados y que no entran en la estadística oficial de las autoridades de ambas entidades.
Ni la intervención del estadounidense Buró Federal de Investigación (FBI) en por lo menos uno de estos casos se tradujo en presión que arrojara resultados.
Las familias de las víctimas simplemente han quedado solas, a su suerte y con solo la esperanza de hallar a sus desaparecidos vivos… o muertos. Esa vía fue bautizada como la “carretera de la muerte” y con ese nombre es conocida a nivel internacional.
Uno de los casos que atrajo la mirada del mundo hacia la zona, ocurrió el 13 de junio de 2021 cuando Gladys Cristina Pérez Sánchez, de 39 años y conserje escolar, con sus hijos Juan Carlos González Pérez, de 16, y Michelle Cristina Durán Pérez, de 9, desaparecieron cuando regresaban por esa carretera a su hogar en Laredo, Texas, después de visitar a los abuelos en Sabinas Hidalgo, Nuevo León.
El FBI buscó a la familia y 10 días después, el 24 de junio, el entonces Gobernador neoleonés, Jaime Rodríguez Calderón, informó que habían sido rescatadas 17 personas secuestradas en la carretera, para días adelante reconocer que en realidad fueron liberadas por sus captores y con sus propios medios llegaron a sus respectivos domicilios.
La desaparición de otros 4 ciudadanos de Estados Unidos obligó al FBI a pedir información a las autoridades mexicanas y realizó sus propias investigaciones al no confiar en sus pares mexicanos.
Se trataba de Luis Dávila Cadena, contador público de 32 años y nativo de Arkansas, quien el 29 de marzo del mismo 2021 desapareció.
También había hecho una visita a familiares en Monterrey, Nuevo León. Su madre, Laura Dávila, desde Arkansas pidió al presidente de México Andrés Manuel López Obrador que hiciera todo lo posible para que los desaparecidos fueran devueltos a sus hogares, con sus familias. Antes, el 13 de marzo desaparecieron Francisco Uriel Peña, de 21 años, originario de Atlanta, y su padre. Otras víctimas estadounidenses de desaparición son los los hermanos Manuel Tolentino, de 29 años, y Michael Tolentino, de 23; el 22 de enero de 2021 desde Monterrey se dirigieron a Nuevo Laredo para encontrarse con Bruno Mejía, de 19 y su familiar que los visitaba desde desde Estados Unidos.
Pese a que Margarita, madre de Manuel y Michael, estaba en permanente comunicación telefónica con ellos, a las 6 de la tarde y de regreso a Monterrey, “los perdió” sin señal en sus teléfonos móviles en el kilómetro 26 de salida de Nuevo Laredo, en donde operó la Garita de Migración y Aduana.
Como en los corridos norteños, de los 3 ya no se supo nada. Un año atrás, el 25 de mayo de 2020, Enrique, un taxista de 30 años, y su hermano Salvador Bautista, un albañil de 39 años, se hicieron acompañar de Daniel Zúñiga Sánchez, su amigo y también trabajador de la construcción de 27, para que Salvador cruzara de mojado el río Bravo en busca de trabajo en Estados Unidos.
Habían salido de Santa Catarina, Nuevo León, a las 3 de la tarde y se dirigían a Piedras Negras, Coahuila, por la “carretera de la muerte” que los engulló. Desaparecieron los 3. Minerva, hermana de los Bautista, dijo que a las 7 de la tarde, ya no supo más de ellos.
Los teléfonos móviles de los jóvenes enviaban a buzón las llamadas y a ella a la incertidumbre de no saber qué fue de sus amados hermanos. Una treintena de choferes de autobuses y camiones de carga también han desaparecido en la “carretera de la muerte”.
Luis Ángel Cepeda Fuentes, de 33 años, un regiomontano operador de trailer es uno de ellos, desaparecido al amanecer, 5:45 horas en una gasolinera aledaña al kilómetro 26. Otro trailero declaró a autoridades de Nuevo León que “Luis Ángel se encontraba con 2 choferes más cuando arribaron camionetas con hombres armados. Encañonaron a los 3 hombres y minutos después de interrogarlos se llevaron sólo a Luis Ángel Cepeda”. Unas 164 personas corrieron la misma suerte, la mayoría en plena época de pandemia de Coronavirus, a partir de 2020.
Por Magdiel Hernández