Por alguna razón o sin ella, tal vez le han dado un vistazo a lo que ha sido mi efímera vida, espero vivir muchos años más, pero en lo corto mis textos podrían darles una idea de quién soy más o menos y ese de quién sospechan soy, incluso en los textos donde hablo de otros, quizás me haya proyectado qué se yo.
Algunos escritos, lo digo hoy, me he tomado el atrevimiento de pasarlos como un diario, a veces real, a veces de ficción y sin embargo todo lleva a lo mismo, una confesión que se abre.
Algunas veces cuando escribo yo soy el tema, sobre todo en aquellos donde campea la circunstancia extrema, la idolatrada agonía de un dilema por la fe perdida y encontrada.
Que yo recuerde desde siempre algunos amigos vienen a casa para consolarse con mis palabras, lo hacen cuando andan de capa caída con el dinero, o con sus mujeres, cuando otro cuate los traiciona o cuando no saben qué hacer por algo que ni entienden. No han faltado los políticos que acuden por cualquier palabra efectiva, me ocurre siempre, conozco el abecedario.
No es que dé consejos, yo mismo no me doy cuenta bien de qué manera es que le sirven mis conversaciones, pero algo tiene la sinceridad que hace milagros, la buenea fe puesta en la mesa, yo digo que un amigo acude pues sabe que sujetos peor que yo no ha de haber, siempre muestro mi calavera, mi ser interwior, mis tripas, mis adentros. Soy uno que sabe sobrevivir a pesar de todo.
Muchos amigos me han visto cruzar caminos de piedra, caer y levantarme, me vieron llorar y reír en las fiestas de una adolescencia perdida, cuando salen de mi casa salen fortalecidos y tal vez pensando en que si yo con todos los madrazos que me ha dado la vida logré sobrevivir ellos porque no y se alivian, aunque no entienden que la historia de mi vida no es lineal. Hubo espacios interrumpidos, desviaciones de vidas descontroladas, a quién se le ocurre la vida como la he vivido, solo a mí.
A veces me río de eso, pero he vivido de todas maneras. No hay escape. Usted vive su propia película sin darse cuenta y a lo mejor no interpreta su propio personaje en esa historia por andar de fantoche.
En la vida es mejor levantarse uno e ir, pues nadie vendrá a levantarlos. Me consta que a veces te levantas con mucho esfuerzo y va uno nada más a que le pongan unos chingazos, pero cómo saberlo.
Me doy cuenta que aquí igual que en Oriente y Europa el hombre pelea cuerpo A cuerpo por su espacio pequeño y finito, cobran su cuota, su respectivo derecho por pertenecer a las protegidas y subvencionadas minorías. Se olvidan de vivir por vivir o de amar. Viven en ese lugar donde les espera una suerte temprana. Pero la calle es real.
Mi pasado fue una eterna encrucijada y espacios peleados a la muerte golpe a golpe, la soledad no es buesa consejera. Yo creaba imágenes, generoso desde una calma chicha en mi colonia olvidada, pintaba, escribía a la pequeña luz de 60 watts. Tuve suerte esa vez pasaron por mí y me perdí en la gran noche, pero ahora es de noche y por primera vez pienso en reír, pero a quién le importaría. Estoy vivo y es lo que vale. Voy en el micro y me acercó a mí colonia, usted disculpara el tiradero.
HASTA PRONTO.
Por Rigoberto Hernández Guevara