Como sucedió en Tamaulipas en la elección de gobernador de 2016, cuando la mayoría de los tamaulipecos exigían poner fin a setenta años de gobernantes priistas, en la elección de gobernador del Estado de México, el principal enemigo del PRI no es Morena, sino la exigencia generalizada de la alternancia en gobierno del Estado.
Esa es la razón por la que las preferencias electorales favorecen al partido de la 4T, los mexiquenses quieren saber cómo sería la entidad federativa, cuna del priismo, gobernada por un partido distinto al Revolucionario Institucional, agrupación que tiene más de noventa años al frente del poder político del Estado más poblado del país.
También es uno de los motivos de peso por el que las ofertas electorales formuladas por los aspirantes del ex partido hegemónico, todos vinculados al grupo Atlacomulco, como Arturo Montiel y Eruviel Álvarez, no causan impacto en el sentir de los ciudadanos.
¿Cómo pueden ofrecer un cambio y la solución de problemas que no pudieron atender en casi un siglo de gobernar la entidad federativa?
El rechazo generalizado a la continuidad del ex partido oficial en el gobierno de aquel Estado se ha convertido gradualmente en el enemigo a vencer del tricolor y de sus eventuales aliados electorales, un sentimiento que, como sucedió en nuestra entidad hace seis años a pesar de la campaña de descrédito emprendida contra el PAN, crece cotidianamente y, a decir de los especialistas, terminará convirtiéndose en una demanda ciudadana el día de las votaciones.
Otro de los favorecidos por este sentimiento es el Movimiento Ciudadano, que todo indica que irá solo en la disputa del Edomex llevando como abanderado al senador ex perredista Juan Zepeda.
El problema de Acción Nacional es, además de que carece de la fuerza electoral para pelear al tú por tú la gubernatura mexiquense a los morenistas, es el de los nexos políticos con el ex invencible, nexos que, lejos de beneficiarle, como piensan algunos panistas, le perjudicarán, debido a la carga negativa de todo lo que huele a PRI.
A diferencia de lo que ocurre el Estado de México, en Tamaulipas la disputa del escaño senatorial el factor a vencer no es la alternancia sino el abstencionismo, que los aspirantes José Ramón Gómez Leal, Imelda Sanmiguel Sánchez y Manuel Muñoz Cano, tratan de revertir.
Como lo anotamos el domingo, la diputada Sanmiguel efectuó ayer una visita a la sede del PAN de ciudad Madero, en la que fue recibida por el dirigente Francisco Castañeda, el senador Ismael García Cabeza de Vaca, Joaquín Hernández Correa y el grupo de los Morado, a los que no se vio fue a Agustín de la Huerta y seguidores, tampoco a los ex priistas Guadalupe González Galván y el doctor Ernesto Gutiérrez, que tanto ruido hicieron en la campaña electoral por la gubernatura.
El candidato al Senado de la Cuarta Transformación, por su parte, tiene planeado dedicarle mayor tiempo a la zona conurbada del sur, especialmente a Tampico, municipio que, como se sabe, es gobernado por Acción Nacional, esto con el objeto de hacer crecer los bonos del partido obradorista y contrarrestar al de los albiazules.
En los de Madero y Altamira, comunidades que están en manos del partido guinda, seguramente las votaciones en favor de la causa del proyecto político del JR serán elevadas.
La idea de la visita que Gómez Leal tiene programada para mañana miércoles al área metropolitana, según se comenta en los círculos políticos locales, podría extenderse varios días, el tiempo que se requiere para fortalecer y reforzar los liderazgos de la izquierda.
POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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