CIUDAD MADERO, TAMAULIPAS.- El operativo militar que descabezó el imperio de Joaquín “La Quina” Hernández Galicia trastocó la dinámica del sur de Tamaulipas y sirvió de legitimación al gobierno de Salinas de Gortari.
Apenas despuntaba el día aquel martes 10 de enero de 1989, cuando llegaron al aeropuerto internacional de Tampico varios contingentes de soldados procedentes de la Ciudad de México para ejecutar una orden directa de Los Pinos: Descabezar el imperio sindical de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”.
El operativo militar fue rápido y certero: A las 8:15 de la mañana, con un impresionante despliegue en la colonia Unidad Nacional de Ciudad Madero, un estallido anunció el fin de la historia sindical y política de “La Quina” y trastocó la dinámica social, política y económica del sur de Tamaulipas.
LA VERSIÓN DE “JOACO”
Sobre los hechos hay distintas versiones, cada una de acuerdo con la óptica e interpretación de los protagonistas, los cercanos y hasta los malquerientes de Hernández Galicia.
Una de ellas es la de Joaquín “Joaco” Hernández Correa, el segundo hijo de “La Quina”, quien vivió muy de cerca lo que siguió a la detención de su padre; El largo peregrinar por oficinas, juzgados y el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.

Por años, fue el acompañante inseparable de su madre doña Carmelita Correa, quien visitaba asiduamente a Hernández Galicia en el penal y le daba ánimos. Fue interminable el desfile por oficinas hasta del propio Salinas de Gortari para pedirle que se reparara lo que consideraron siempre una injusticia.
“Joaco” afirma que la aprehensión de su padre fue ilegal y sirvió al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari para deshacerse del más visible opositor a su política de privatizaciones que tocó a Pemex y dejó a miles sin empleo.
“Le sembraron un muerto y armas de grueso calibre. Al final, ninguna de esas acusaciones absurdas fueron comprobadas y quedó en libertad porque se interpusieron varios recursos legales, entre ellos un amparo”, cuenta.
El hijo de La Quina desmiente que el día de la aprehensión, los soldados hayan disparado una bazuca “pues hubiera derrumbado media casa”, pero lo que sí detonaron fueron granadas mediante espoletas adosadas a fusiles. De esas, dos estallaron y una quedó inutilizada. La primera de ellas destruyó el portón de acceso a la vivienda de Guadalupe, la hija de “La Quina”, quien vivía al lado de la residencia del líder sindical.
“NADA CAMBIÓ PARA BIEN”
“Joaco” asegura que 34 años después de la aprehensión de su padre, la realidad demuestra que tuvo razón en oponerse a la privatización de la industria petrolera.
“Mi padre se opuso siempre a eso, advirtió que habría huelga si se intentaba eso y por lo mismo Salinas hizo lo que ya sabemos”, afirma.
En su explicación, sostiene que tras la detención de “La Quina”, Salinas pudo obtener una legitimación política de su gobierno, pues venía de una elección muy cuestionada.
Además de desmentir el “bazucazo”, afirma que tampoco existió el pasaje que narra la presunta bofetada que “La Quina” habría dado a Salinas de Gortari cuando éste era secretario de Programación y Presupuesto. Tampoco son verídicas las versiones sobre la presunta riqueza incalculable del ex dirigente o el enriquecimiento de sus cercanos.
“Si eso hubiera sido, tal vez yo no estará viviendo aquí en Madero, en una casa decente, modesta, producto de mi trabajo. Mis hermanos también viven igual, sin lujos ni excesos”.
LA PALABRA INCUMPLIDA DE SALINAS
En los años que permaneció preso en el Reclusorio Oriente, Joaquín Hernández Galicia fue objeto de por lo menos 2 intentos de asesinato, pero fueron impedidos por varios de sus compañeros.
Casi al final del sexenio, “Joaco” y doña Carmelita fueron recibidos por el Presidente en Los Pinos, por gestiones del entonces director de Pemex, Francisco Rojas. Salinas se comprometió a interceder ante el Poder Judicial para que liberaran a “La Quina” y les pidió que presentaran un amparo.
Meses después, las cosas cambiaron y no estuvo dispuesto a cumplir su palabra, lo que Hernández Correa interpretó como una consecuencia del enorme poder que para entonces ya había acumulado Carlos Romero Deschamps, el dirigente sindical.
“Fueron nueve largos años de ir, hablar, rogar, casi tirarte al piso con funcionarios. Hubo algunos que nos trataron con mucho respeto, otros más que ni siquiera el ayudante nos quería recibir. Pero ir al penal, ver a mi padre enfermo, a mi madre sufriendo fue una circunstancia de bastante miedo, de dolor”, señala.
Con la detención, La Quina también perdió a muchos de quienes se decían sus amigos y que durante años procuraron acercarse para obtener algún favor. Lo abandonaron.
“Alguna vez le dije a mi papá que eso había sido como un cedazo: Los que no eran sus amigos se fueron al drenaje y los que sí lo eran de verdad, se habían quedado con él, a resistir, a demostrar su inocencia”.
¿QUÉ PASÓ CON LOS DETENIDOS?
De quienes fueron detenidos con su padre, “Joaco” señala que muchos ya fallecieron, otros siguen como si esa etapa de su vida no hubiera sucedido y de quienes siempre se mantuvieron leales en su amistad con “La Quina”, solo queda Mauro Estrada.
El 10 de enero de 1989, de acuerdo con la información oficial que difundió el Gobierno Federal, fueron detenidas 25 personas en la casa de Joaquín Hernández Galicia, entre ellos José Sosa Martínez, Domingo Ayala, Gustavo González, Antonio Zárate y otros.
A Salvador Barragán Camacho, entonces dirigente nacional del Sindicato Petrolero fue aprehendido en la sede de la CTM, a donde había ido a refugiarse. Luego, un grupo más numeroso de gente que el gobierno identificó como cercanos a “La Quina” también fue a la cárcel.
Hernández Galicia, Barragán Camacho y quienes habían permanecido encarcelados salieron de prisión a finales de 1997. Tres años después regresó a Ciudad Madero en donde permaneció hasta su fallecimiento en 2013, a los 91 años de edad.
A 34 años del “quinazo”, “Joaco” dice que el sur de Tamaulipas sigue resintiendo los efectos negativos de la caída de “La Quina”, afirma que nunca hubo un “bazucazo” y que eso de la inmensa riqueza que se le atribuyó, es mera fantasía, al igual que otras tantas leyendas negras en torno suyo.
Por Tomás Briones
Expreso-La Razón
????????-Si aún no recibes las noticias de @ExpresoPress en tu #WhatsApp, envía un mensaje al número 834 247 75 53 y comienza a recibir de forma gratuita nuestra información. #Tamaulipas #EXPRESO pic.twitter.com/tZfE3ptwsr
— Expreso (@ExpresoPress) October 17, 2022




