La madrugada de este viernes 13 de enero fue intensa.
A unas horas de que se lleve al Pleno la iniciativa para que Morena recupere la Presidencia de la Junta de Coordinación Política, la presión creció sobre un grupo de diputadas panistas.
Son cuatro o cinco legisladoras que han dado muestras de no cuadrarse a los designios provenientes allende las fronteras, transmitidos por Luis René Cantú, “Moyo” García y quien ahora se ostenta como líder moral del panismo, Ismael García Cabeza de Vaca.
Porque no es un asunto menor el que se definirá hoy, es mucho lo que está en juego.
Si Morena llega a la cifra mágica de 24 votos habrá derrumbado una de las últimas fortalezas construidas por el cabecismo.
Al recuperar la Jucopo del Congreso tomaría el control administrativo y financiero del Poder Legislativo, ni más ni menos.
Pero también mandaría un mensaje nítido hacia la Fiscalía General de Justicia, la Auditoría Superior del Estado y hasta el Poder Judicial.
Un entendimiento con diputados de otras bancadas que le otorgue a Morena la preciada mayoría calificada le permitiría ahora sí, remover al Fiscal Irving Barrios, al Auditor Jorge Espino Ascanio, y hasta intentar una verdadera limpia en el Supremo Tribunal de Justicia.
Morena tiene actualmente 17 diputados a los que, para todos estos casos, se puede sumar a Gustavo Cárdenas de Movimiento Ciudadano.
La duda el jueves por la noche era cómo iban a votar los diputados priístas, Edgar Melhem y Alejandra Cárdenas.
Pero incluso si ambos apoyaran la iniciativa morenista para recuperar la Jucopo, haría falta el apoyo de cuatro legisladores panistas.
Basta con ver sus últimas votaciones para identificar que quienes podrían dar ese paso son las diputadas de Matamoros, Mireya González y Sandra Luz García Guajardo; la diputada Nora Gómez de Tampico, y la diputada Dunia Aguilar de Reynosa.
Pero nada está escrito, y por eso la víspera de la sesión extraordinaria se elevó la tensión al interior de la bancada panista, porque no son las únicas que han mostrado serios desacuerdos con la forma en la que se ha conducido su grupo parlamentario.
En el otro equipo, una certeza daba tranquilidad a quienes todavía guardaban ciertas reservas sobre lo que pueda pasar en el Pleno: si no estuvieran amarrados los votos necesarios, no se habría convocado a esta sesión extraordinaria.
Porque, es verdad, cualquier cosa que no sea la aprobación de esta iniciativa sería vista como una derrota para la causa morenista.
De nuevo con la misma piedra
Cuesta trabajo entender cómo un partido puede incurrir en los mismos errores que apenas hace unos meses hicieron naufragar la estrategia de la alianza Va por Tamaulipas.
A la de por sí maltrecha campaña de Imelda Sanmiguel, se suma ahora la irrupción como protagonista de Ismael García Cabeza de Vaca.
Además del nada envidiable récord político del senador, en su contra juega la evidente descomposición del clima interno del partido, ocasionada por su particular manera de relacionarse con los grupos regionales, a través del avasallamiento absoluto.
Parece inexplicable que los panistas no recuerden que la campaña de “Truko” Verástegui terminó de irse a pique cuando al entonces gobernador le dio por subirse a la contienda.
Por Miguel Domínguez Flores