Con el fin de llevar consigo siempre a Tampico y recordar parte de su infancia, un joven influencer decidió llevar en su piel las figuras de dos representativos de la región, el número lada y el refresco Escuis.
A través de Twitter Luis Alfonso Saavedra Pumarejo, decidió compartir sus nuevos tatuajes y el significado tan especial que tiene para él.
Una botellita de Escuis, el refresco que nació en Tampico y la lada telefónica de la ciudad, fueron los diseños elegidos para llevar siempre con él, a pesar de que la vida lo llevó a vivir muy lejos del puerto.
Con una fotografía de los tatuajes frente a la plaza de armas, el joven explica que, aunque nació en California vivió su infancia en Tampico y es allí donde tiene grandes recuerdos.
«Para mí no se trataba del tatuaje. Se trataba de tener marcado en mí la idea de Tampico, sin importar a donde fuese, para siempre recordar, y que nunca se me olvidase, que, si algún día me pierdo, siempre puedo regresar a mis raíces».
Actualmente vive en Nueva York y cuando le preguntaban su origen estaba dudoso de contestar, pero luego de pensarlo se dio cuenta que siempre se sentiría identificado con Tampico, el lugar que lo vio crecer.
«Batallaba para sentirme identificado con cualquiera de los lugares en los que había vivido. Pero principalmente me hizo cuestionarme, ¿dónde estaba mi corazón?».
Es por eso que decidió que quería llevar su origen tatuado, pero quería que fueran cosas representativas del lugar, pero no las más comunes como un alíen o un mapache, entonces después de mucho pensarlo se decidió por la clave lada.
Aunque su madre le advirtió que las claves pueden ser cambiadas con el tiempo, aun así, decidió seguir adelante con la idea.
«A pesar de ello, me volví a convencer de hacérmelo pues el 833 representa la lada de mi vida, de mi infancia. No importa que la cambien. Es un número que representa la época en la que yo existí».
Pero hacía falta otra imagen representativa del puerto, y pensó en algo que nació en Tampico, el famoso refresco Escuis.
Fue en su más reciente visita a Tampico este año, cuando contactó a una amiga tatuadora y le contó sus ideas, las cuales se hicieron realidad y ahora lo acompañan por siempre.
“Por más que escape una y otra vez de la ciudad, constantemente me encuentro regresando por un cachito más de ella. Finalmente, donde sea que esté, puedo decir libremente: ‘Soy de Tampico, Tamaulipas’”.
Agencias
Expreso – La Razón