CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Cada año la reserva de la Biósfera El Cielo recibe miles de visitantes luego de que el turismo se detuvo en dos épocas distintas: De 2010 a 2015 por inseguridad y luego cuando por fin “agarraba vuelo” vino la pandemia.
Actualmente, el turismo de naturaleza en la zona ha crecido notablemente y en los últimos años, se calcula entre 10 a 12 mil visitantes por año, sin embargo, con precisión nadie sabe cuánta gente se queda en la parte baja y cuánta sube a la reserva por Gómez Farías.
Las primeras entrevistas que recogemos, reflejan el optimismo y el júbilo de los prestadores de servicio porque aquí, cada vez llega más gente; pero seguimos caminando y recogiendo impresiones de quienes viven en la localidad y nos sorprende otra versión que afirma tajante que a El Cielo, no hay quien lo cuide, no hay quien trabaje por conservarlo y mucho menos, que impida que lo destruyan.
En la calle principal de Gómez Farías, hasta hace pocos años había solamente un hotel que despuntaba por su lujo campirano ad hoc a la naturaleza que aquí se respira, pero hoy, ya le compite al menos uno más de la familia de políticos Verástegui Ostos, que recién fundaron el “San Vicente”.
Todo esto, apunta a que aquí, el turismo pedía más y los hombres de negocios se lo dieron: Lujosos acabados, albercas, restaurantes con vista a la montaña y confort, son una muestra inequívoca de que Gómez Farías atrae cada vez a más turistas regionales, nacionales e internacionales.
“Después de pandemia la gente comenzó a buscar más estos lugares, ya hay más competencia en cuanto a infraestructura hotelera”, dice Adalberto Ramos, prestador de servicios de transporte.
Como él con su camioneta, hay unas 50 unidades que transportan a la gente desde la parte baja hasta zonas como San José y Joya de Manantiales, en una actividad que cada día crece más y los obliga a prepararse más, pues estiman que al menos un 70 por ciento de los visitantes que llegan a Gómez Farías, suben por lo menos hasta San José.
Afirman que ellos mismos como prestadores, cuidan a El Cielo concientizando a las personas que llegan de todos lados, hasta de cosas tan simples como el hecho de que “basura que sube, basura que baja”, con la intención de que se conserve la zona, pues en realidad a nadie le conviene que la actividad turística colapse.
Los artesanos en la zona como Rubén Berrones también coinciden en que la llegada de más turistas beneficia a todos y Gómez Farías vive un antes y un después, lo cual beneficia a artesanos, transportistas, hoteleros y prestadores de los múltiples servicios que ahí se ofrecen.
POR STAFF
EXPRESO – LA RAZÓN
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— Expreso (@ExpresoPress) October 17, 2022




