A más tardar en diciembre, Morena tendrá candidato(a) presidencial. Para el efecto emitirá la convocatoria en julio, sea despuesito de las elecciones en Coahuila y Edomex donde es muy probable que el partido fundado por AMLO obtenga incuestionables triunfos considerando las encuestas al respecto.
No se requiere mucha ciencia para afirmar que ahora mismo Claudia Sheinbaum es la aspirante para vencer, razón por la que enfrenta campañas de todo tipo por parte de quienes también se consideran con derecho a ocupar el palacio nacional. Hablamos de la competencia interna donde hay que reconocer que Marcelo Ebrard suma puntos a raíz de la tarea diplomática realizada con profesionalismo y dignidad, sobre todo después de la visita de mister Biden y de su participación a nombre de México en importantes foros internacionales.
Marcelo es un político maduro, serio y amplia trayectoria con la experiencia de haber sido jefe de gobierno de la CDMX (2006-12), sin embargo, no cuenta con el carisma y popularidad que requieren las circunstancias actuales donde, además, es necesario valor suficiente y sobrado para responder a las rabiosas embestidas de los conservadores siempre dispuestos a recuperar el poder para proseguir la entrega del país al capital externo. En este sentido tal vez Ebrard sea el candidato morenista que desearían los adversarios de la 4T por considerarlo el más tranquilo, de presencia y finos modales acordes al perfil de la aristocracia neo porfirista.
En cuanto al secretario de Gobernación suponemos que su papel es de intermediario para que el proceso interno se realice con alto grado de civilidad evitando los choques de aspirantes que demeriten la construcción del futuro inmediato, que no es otro que fortalecer la transformación en beneficio de las mayorías. Digamos que la aspiración de Adán Augusto López es más bien simbólica cuando el compromiso con AMLO es precisamente atemperar la transición sexenal.
Por su parte Ricardo Monreal parece dispuesto a dejar constancia de que es un político consecuente. Las declaraciones relativas a que si no resulta candidato permanecerá en Morena y cerca de AMLO significan disposición a seguir participando con la disciplina partidista agregada que incrementa futuras posibilidades a pesar de los sesenta y dos años que lleva a cuestas. De responder a la unidad convocada por su partido tendría la oportunidad, por ejemplo, de desempeñar en el próximo régimen la secretaría de Gobernación, digo yo.
Mientras tanto recién surgió inesperado aspirante a la candidatura en cuestión. Se trata de Gerardo Fernández Noroña que, aunque es aliado perteneciente al PT, cuenta con suficientes méritos para que la dirigencia morenista lo considere el quinto en discordia. Y ya sabéis de su capacidad para el debate y las “temblorinas” que causa cada vez que hace uso de la palabra, bien para defenderse, bien para atacar “pulverizando” a sus adversarios que le rehúyen como al demonio mismo.
Gerardo es apasionado defensor de sus convicciones de izquierda desde antes de figurar como diputado del desaparecido Partido Mexicano Socialista (1988) y de crear la Asamblea ciudadana en defensa de los deudores de la banca (1995) durante la crisis económica del zedillismo que empobreciera a millones de familias.
El asunto es que Morena emitirá convocatoria en julio rumbo a la sucesión presidencial y antes de diciembre tendrá candidato (a).
VISITA DE DOCTOR
El presidente López Obrador permaneció en la capital de Tamaulipas algo más de una hora el viernes anterior y con todo respeto, parece que el estado no le dio para más. al filo del mediodía encabezó una reunión a puerta cerrada a la que no tuvo acceso la prensa. Por lo mismo la información fue escasa siendo lo más importante una fugaz entrevista “de ventanilla” a la salida del aeropuerto con algunos reporteros (as) a quienes parecía más interesar la foto con el jefe de la nación que la reiterada promesa de apoyo al gobernador Américo Villarreal Anaya a quien dijo “querer mucho”.
AMLO vino, vio y se fue con la premura del reclamo urgente en otras entidades y hasta la hora de escribir estas líneas no sabíamos de alguna acción concreta e inmediata que reflejara el insistente y anunciado respaldo que la paisanada desea con la ansiedad que provoca vivir en un estado víctima del abandono e irresponsabilidad de los regímenes del PRI y PAN semejante a la fragilidad y resignación un náufrago que espera lo peor.
No es secreto los problemas que enfrenta Tamaulipas y que condujeron a la decisión ciudadana de cambiar el rumbo. Seguimos esperando armados de paciencia franciscana hasta que los astros se acomoden y permitan superar el desastre. En este sentido AVA tendrá que seguir tocando puertas sin la seguridad de que se abran dada la distancia que nos separa del palacio nacional y de funcionarios(as) que ni siquiera saben en qué parte de la república se ubica nuestro estado. Y no es exageración cuando se pasan por “el arco del triunfo” las instrucciones superiores de respaldar a los tamaulipecos. No entienden que nos urge creer en algo.
SUCEDE QUE
En Tamaulipas se puso de moda el exorcismo.
Y hasta la próxima
Por Max Ávila