La desigualdad económica ha estado presente a lo largo de la historia de nuestro país, caracterizada por un crecimiento de la población en condiciones de pobreza o vulnerabilidad social y una disminución de la población en las clases media y alta.
Las desigualdades económicas son muy evidentes en la composición geográfica de los estados en México; estados del norte y occidente del país creciendo bajo un modelo de industrialización; el centro caracterizado por el desarrollo de actividades financieras y de administración pública; y el sur del país vinculado a actividades turísticas y actividades tradicionales.
Esta estructura no solo condiciona la vocación productiva, sino que también las condiciones de vida de la población.
Los estados industrializados y con una presencia de población con altos niveles de calificación generan mejores condiciones de vida para la población, mientras que en estados con una proporción de actividades productivas tradicionales que demandan principalmente trabajo no calificado, generan empleos de baja calidad que terminan por afectar el nivel de vida de la población.
En este sentido, el tipo de actividad económica que se desarrolla en las regiones del país termina por condicionar la calidad de vida de la población.
En el caso del sur de Tamaulipas, al comparar la forma en que se distribuyen los ingresos que se generan en la economía formal, es posible comprender la forma en que impacta la vocación productiva en las desigualdades económicas.
Al revisar la forma en que se distribuye el ingreso formal en el municipio de Tampico, se identifica que un poco más de la mitad del ingreso que se genera en todo este municipio es captado por 20 por ciento de la población que más ingresos genera en el municipio.
Es decir, de los 75,000 trabajadores formales que tiene este municipio, solo 15,000 que tienen los salarios más altos concentran 51.1 por ciento del ingreso del municipio.
El ingreso promedio de esta población es de 42,252 pesos mensuales. El restante 80 por ciento, es decir, 60,000 trabajadores formales, se quedan con 48.9 por ciento de los ingresos.
Esta situación es un tanto menos severa en el municipio de Ciudad Madero y Altamira, sin embargo, también resulta significativa.
Para Altamira, 20 por ciento de los trabajadores que mayores ingresos presenta concentran 48.5 por ciento de todos los ingresos formales que se generan en el municipio. Esta población equivale alrededor de 8,000 trabajadores formales.
Los restantes 32,000 trabajadores formales del municipio se quedan con 51.5 por ciento de los ingresos. El promedio de los ingresos que perciben los que más ganan en este municipio es de 47,150 pesos mensuales.
En el caso del municipio de Ciudad Madero, el 20 por ciento de los trabajadores formales que más ganan concentran 47.3 por ciento de todos los ingresos del municipio, mientras que el restante 80 por ciento se distribuye 52.7 por ciento de todos los ingresos.
En este municipio, el promedio del ingreso de los trabajadores formales es de 26,114 pesos mensuales. El nivel promedio de salarios de los tres municipios deja entrever que es el municipio de Altamira el que concentra los mejores salarios en el sur del estado.
Esto como se señaló al inicio, es el resultado de la vocación productiva. En este sentido, es importante impulsar estrategias de desarrollo económico que permitan un mayor equilibrio en la redistribución del ingreso, de lo contrario, las desigualdades económicas se seguirán acentuando.




