7 diciembre, 2025

7 diciembre, 2025

El amor y los impuestos

CRÓNICAS DE LA CALLE/ RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA

Te declaro mi amor tan necesariamente, mis impuestos te declaro netos y turbios, arriba y abajo de un arco. Te doy mi palabra facultada, facturada, sin olvidar una rama.

Te doy mi amor y mis certificados exentos, mi voz detallada en el ramo de precipicios y ventas recurrentes un fin de semana.

Por ejemplo éste sábado Dame tus manos diurnas. La sal sola busca tus labios, una isla chica, una boca debajo, dame un par de estrellas en llamas.

El fuego causa estragos a tu lado. Estoy contigo abrazado con fuerza a mi casa. En el aroma de café que sueña un beso, que tiembla, que se derrama en la boca de una rosa.

Estoy en la pequeña mesa de la sala y veo tus historias en el Facebook. Te escucho como el mar se escucha, como el tren se detiene y calla, como se escucha cuando nadie habla y la palabra es un anhelo pronunciado en las miradas.

Toma esta mañana de mi alma, madura fruta, llévala en tu boca, sólo déjame el aire para respirarte. Escribo mientras nacen las flores.

El día ha instalado sus calles y se han ido las extenuadas sombras. Nada hay que me aparte, que te aparte, ni lejos o cerca, que me detenga, soy tu presencia, soy tu surte, soy tu querida existencia.

Acá la lluvia pertinaz hace añicos el espacio, trizando vidrios, cristalizando tallos.

Te regalo mi espacio tiempo, mis emolumentos, el fruto de mis labios, el producto de las horas sin mí en una auditoría. Te declaro mi amor perpetuo al fin y al cabo.

Oscurece, y empiezo a ser capaz de verte, a focos apagados, cerrados los ojos de la tarde.

Tienes que ver- conmigo- cómo nace la lluvia, cómo nace una flor y el viento la arrulla, tienes que ver la hoja de la palmera que se cuela en el viento y vuela. La ciudad es un puerto de aves azules y amarillas.

En el espacio se tejen realidades como cables que se alzan y fingen paralelos cuadernos pautados en el suelo. Allí se escriben las canciones que todavía no se cantan y, guardadas, esperan que alguien pase.

Será un hermoso día desde tus ojos, será un día desde la entrada del año que todavía celebra m en los espejos. Frente a los aparadores aún hay personas que se buscan para verse pasar sonriendo, haciendo gestos, caminando despacio para no perder ni un detalle de su cuerpo caminando por la calle.

Te quiero porque en promedio te quiero, te quiero demasiado, yo daría suficiente, y hasta diría, sin temores, a veces te quiero de modo exagerado.

Hay mucho de ti en el espacio imperceptible, en las ventanas abiertas, en las grandes luminarias anaranjadas del alma, en las mismas palabras.

En un momento mi copa rebosa. Detenido por la Fiscalía remota, he confesado a la noche lo mucho que te he querido. Cuando la noche termina, te abrazo despacio para que no despiertes y sigas conmigo.

Es cierto que te quiero entre toda esta gente, entre los árboles que dan sombra, en los ventanales por donde la gente se asoma. Y siempre tengo algo que decirte por la mañana, siempre hay algo de mí que te ama. La vida me da lo que necesito, los libros, la ilusión, la suerte de conocerte.

Justo en el blanco, en el rojo sangre de mi sangre, personalicé el amor aquí en la casa, donde el plan es el paso que damos y he aprendido a despertar en tus palabras, en las gotas de rocio de la mañana.

En algún momento de mi existencia recodaba tu nombre al despertar. Tu sonrisa esplendorosa. Yo no le pedía mucho al destino si tú estabas. En algún momento llegaste. Y en las proximerías de un cable de luz, hacíamos sombras, round de tanteo para encontrarnos.

HASTA PRONTO

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