El término generalmente evoca una imagen de un mejor status, un nivel de mejor calidad de vida y de mejores resultados.
Encontramos la etiqueta “Premium” en la gasolina de mejor octanaje, es una suscripción a un servicio de streaming sin comerciales, en una reservación de avión con asiento más amplio y cómodo.
¿Y qué tal si comenzamos también a generar “Ciudadanos “Premium”? Es decir, formar mejores jóvenes y adultos con mayor conciencia cívica y modelos de buena ciudadanía.
En cualquier país se promueve el civismo como una práctica para construir una mejor calidad democrática y de participación.
El civismo es un conjunto de valores y conductas que se consideran esenciales para ser un buen ciudadano. Estos valores incluyen diversos atributos, tales como la honestidad, la responsabilidad, la lealtad, la tolerancia, el respeto a la ley y a los demás, entre otros.
El civismo es importante porque promueve la convivencia pacífica y la construcción de una sociedad justa y democrática.
Es decir, este factor está considerado como un compromiso hacia la comunidad y el país en el que se vive. Esto se puede demostrar a través de acciones prácticas como votar en elecciones, respetar las leyes y normas establecidas, participar en proyectos comunitarios y cuidar el medio ambiente. Un buen lugar para iniciar este nuevo movimiento de “Ciudadano Premium” es en el aula escolar.
El maestro o maestra, por ejemplo, puede impulsar el civismo comenzando con el fomento al respeto y la tolerancia. Es decir, el profesor o profesora pueden enseñar a los estudiantes a respetar a las personas sin importar sus diferencias culturales, religiosas o políticas. Una buena acción a seguir es involucrar a los estudiantes en proyectos comunitarios y en actividades que les permitan aprender sobre su comunidad y cómo pueden contribuir a ella. Por ejemplo, pueden iniciar campañas de recolección de alimentos para las personas necesitadas.
La idea es que los proyectos fomenten la participación ciudadana y el compromiso con la comunidad y que sean significativos y relevantes para los estudiantes y la sociedad.
Es importante recordar que el civismo y la buena ciudadanía se aprenden tanto a través de la enseñanza como a través del ejemplo, por lo que es importante que todos —desde nuestros propios espacios— busquemos impulsar estos valores y conductas.
Tener la intención de hacerlo ya es un buen primer paso.