Timoteo Antonio de Jesús Rabago Maldonado, nació el 21 agosto de 1863 en Celaya, Guanajuato, fue bautizado por sus padres don Domingo Rabago (propietario de algunas fincas) y doña Franca Maldonado, el 24 de agosto en la parroquia de esa ciudad.
Desde muy joven ingresó a las fuerzas rurales de su entidad, donde obtuvo el grado de Alférez de auxiliares el 4 de octubre de 1880.
Por sus dotes milicianos, el 10 de enero de 1883 pasó a ser Teniente de caballería de auxiliares. A principios de abril de 1883, debido a que su novia Felipa Lojero, hija del torero Agapito Lojero, tenía tres meses radicando en Zacatecas por la profesión de su padre, decide ir en su búsqueda, casándose con ella el 11 del mismo mes, dónde fueron testigos del enlace sus colegas militares Juan Mérigo (quien fue amante de la famosa artista María Conesa) y Mauricio Carrillo.
Felipa Lojero contaba con sólo quince años y era originaria de la capital del país. Rábago y ella se establecieron en León, donde tenía un año tres meses radicando el joven militar.
Su hoja de servicios indica que ascendió a Capitán segundo de caballería de auxiliares el 17 de noviembre de 1885, pasando el 12 de enero de 1887, con el mismo rango, a servir en el Cuerpo de Gendarmes del ejército. Meses después, el 9 de noviembre del mismo año, pasa a ser capitán primero de auxiliares.
El 7 de agosto de 1888 ingresa en el ejército permanente con el mismo grado que tenía con los milicianos auxiliares.
El 30 de enero de 1891 pasó a ser Ayudante de caballería permanente y el 22 de septiembre de 1900 asciende a mayor de caballería.
Durante esa década, la última del Porfiriato, su carrera va en ascenso, pues el 2 de agosto de 1905 pasa a ser Teniente coronel de caballería permanente y Coronel de caballería permanente el 31 de diciembre de 1909.
Al estallar la revolución maderista en noviembre de 1910, Rabago los combatió en el Norte, participando los días 4 y el 5 de febrero de 1911, en acciones de guerra contra los sediciosos en Chihuahua. Por méritos especiales, el 13 de marzo de 1911 fue ascendido a General brigadier de caballería.
El 1 de abril de 1912, en su calidad de segundo en jefe de la División de Operaciones en el Norte al mando de Victoriano Huerta Márquez, participó en los combates en Rellano, Conejos y Bachimba, y en las demás operaciones militares realizadas en Chihuahua contra los colorados de Pascual Orozco.
En esa etapa de su vida, le tocó ser compañero de bando del general Francisco Villa, quien con sus tropas irregulares reforzó a las tropas federales de Madero que luchaban contra el ex maderista Orozco. Como premio a su participación en la campaña contra los colorados de Orozco, el presidente Madero los ascendió el 27 de julio de 1912 a general brigadier, nombrándolo además jefe de la 4a. Zona Militar en Chihuahua.
El senado de la república ratificó el grado el 30 de octubre y por motivos que se ignoran, hizo lo mismo el 4 de noviembre de 1912.
Al mando de la División del Norte federal, Rabago tenía a sus órdenes cinco mil hombres de infantería, cinco baterías de artillería, seis baterías de ametralladoras y una parte de caballería con pésima caballada. Tras el cuartelazo de febrero de 1913 Huerta toma el poder y Rabago se mantuvo leal a éste, siendo uno de sus hombres de confianza en Chihuahua.
A mediados de febrero, el gobernador Abraham González, fue obligado a renunciar, quedando en su lugar el general Antonio Rábago.
Su gestión al frente de la gubernatura se vio manchada por el asesinato de González a manos del mayor Benjamín Camarena.
Aunque el crimen no fue por órdenes de él, la opinión pública lo juzgó, de tal forma que en la segunda quincena de mayo tuvo que solicitar licencia al cargo.
Mientras eso pasaba en dicha entidad, en Tamaulipas el gobernador Matías Guerra daba su reconocimiento al magnicida que ocupa el Palacio Nacional, entregándole la gubernatura a Joaquín Argüelles a espera de que Huerta nombrara a uno de los suyos; distinción que recayó en el general Antonio J. Rabago, a quien el mandatario dispensó amplias confianzas.
El nuevo mandatario tomó protesta el jueves 24 de junio de 1913, siendo uno de sus propósitos lograr la pacificación en la entidad y lograr el fecundo progreso de Tamaulipas.
Los pocos que han investigado sobre su gestión como gobernador de Tamaulipas, señalan que las arbitrariedades menudean, pues impuso como visitador político en los municipios del Sur, al despótico coronel García Bravo, acción que motivó que el cabildo de Tampico encabezado por el alcalde Carlos B. Sagahón, renunciará en pleno.
Durante su administración también se logró la pacificación de algunos líderes rebeldes, a quienes se les dio cabida en las fuerzas rurales de la federación, tal es el caso de Simón Castillo, quien desde 1912 se había levantado en armas en Ocampo y que en los primeros meses del carrancismo había sido parte del movimiento.
Uno de los principales generales bajo su administración, fue sin duda el general Juan de Dios Arzamendi Salazar, quien combatió tenazmente al general Alberto Carrera Torres.
Ya inminente la pérdida de Ciudad Victoria, disuelve el cuerpo legislativo del Estado y encarcela a varios de sus componentes.
La toma de Ciudad Victoria fue planeada el 15 de noviembre de 1913 por los jefes de la División Noreste del Ejército Constitucionalista, al mando del general Pablo González.
Desde Güemes, al día siguiente, cinco mil constitucionalistas atacaron la plaza, defendida por mil ochocientos hombres al mando del general Antonio J. Rábago, gobernador de Tamaulipas, quien había situado puntos de defensa estratégicos en la Hacienda de las Vírgenes, el Santuario de Guadalupe y el panteón municipal. Otros de los jefes federales fueron los generales Higinio Aguilar y Juan de Dios Arzamendi.
El combate por Victoria se libró sin tregua durante cuarenta y nueve horas. La madrugada del día 18, Rábago ordenó la evacuación de sus tropas, las cuales fueron concentradas en el paseo Méndez, antes de salir en retirada por el camino a Tula.
El ex general de división federal Guillermo Rubio Navarrete, recordaría en sus memorias que, la capital tamaulipeca fue atacada por una fuerza de ocho mil hombres, y que por falta de municiones, Rábago tuvo que evacuar la plaza retirándose en dirección de Jaumave y Cerritos.
Con el gobernador huertista se fue casi toda la alta sociedad de Ciudad Victoria, que prefirió la incertidumbre de la marcha, que permanecer en la capital cueruda a merced de los revolucionarios carrancistas. Un testigo victorense de esos días, recordaría: “[…] Nerviosos, en largas filas resoplan los caballos.
Sobre ellos, también inquieta, la soldadesca aguarda entre hogueras de pertrechos destruidos con apuro. Cubren la retaguardia familias indefensas, que amortiguan posibles ataques carrancistas. Puestas en marcha durante la madrugada, de Ciudad Victoria huyen fuerzas del usurpador Victoriano Huerta el 18 de noviembre de 1913.
En parapetos defensivos quedan los cuerpos acribillados de numerosos ancianos, como Juan Padrón, víctimas de abusiva leva.
Acomodándose retorcido bigote, encabeza la enorme columna el general Antonio Rábago Maldonado”. Pablo González ocupó la ciudad e instaló a Luis Caballero como gobernador carrancista.
Por su parte el general Huerta designó gobernador a Ignacio Morelos Zaragoza, quien ejerció como tal en el puerto de Tampico. Antes de la caída del huertismo pidió su retiro del Ejército.
Al entrar los carrancistas a la capital del país fue hecho prisionero.
El 7 de septiembre, Álvaro Obregón telegrafía a Pancho Villa “general Rábago será conducido allá conforme sus deseos”, para que fuera juzgado por su complicidad en la muerte de Abraham González.
Según el diario The Mexican Herald, Francisco Villa nombró a las autoridades que debían seguir el proceso penal en Chihuahua, pero las circunstancias de la guerra civil que se avecinaba, hicieron que nadie se volviera a ocupar del caso, llegando Rábago a seguir su proceso en libertad con la ciudad como cárcel, sin que se le dictara sentencia.
POR MARVIN HUERTA MÁRQUEZ