A fines de noviembre de 1914, el general Francisco Villa comisionó al general Alberto Carrera Torres para que operara la región huasteca de San Luis Potosí y Tamaulipas, y tomara Ciudad Victoria.
En los siguientes días tomó Ocampo. En su estadía en Ocampo, Alberto Carrera fusiló a los señores Ramón Ortodica, Francisco Torres y Luis Coronado, fervientes partidarios de Carranza.
El 4 de diciembre de 1914, el capitán José Núñez de Cásares, quien con un escuadrón guarnecía su natal Xicoténcatl, recibió instrucciones del general y gobernador carrancista, don Luis Caballero, para incorporarse al coronel Pedro Enedino Járquin, quien, al mando de cien juchitecos, avanzaba sobre Ocampo para recuperar la plaza.
Aunque en un principio ambos obedecen la orden, estando en la vecina ciudad se ponen de acuerdo y defeccionan, declarándose ambos a favor de Alberto Carrera Torres y la Convención. Ocampo en el campo de operaciones villista
El 15 de diciembre de 1914, Carrera Torres le informaba a la Secretaría de Guerra y Marina de la Convención, que había ordenado al general Pedro Ruiz Molina que mantuviera el flanco de la hacienda Paso Real de Morelos sobre el camino rumbo a Ocampo, y que de esa ciudad y de Xicoténcatl, salieran fuerzas para detener el avance enemigo y destruir la vía Tampico-Victoria, en tanto llegaba él con artillería y resto de hombres.
El periódico veracruzano El Pueblo hacía referencia a que, a mediados de marzo de 1915, Ciudad Valles estaba en poder de fuerzas carrancistas del general Pablo A. de la Garza, quienes combatieron y derrotaron a los villistas, haciéndole muchos prisioneros y quitándole armas y parque en abundancia.
De esa manera, la zona entre Ciudad Valles y Ocampo se convirtió en frontera de guerra, por lo que, en la segunda quincena de marzo, la antigua Santa Bárbara fue resguardada por fuerzas del general Cesar López de Lara, por lo que estuvo en unos días a la expectativa de los intensos movimientos militares que sucedían en las cercanías.
El 21 de marzo inició el famoso sitio de Ébano. En los días posteriores, la ofensiva villista llegó a Ocampo, por lo que el general César López de Lara fue desalojado de la ciudad y para el 26 de marzo de 1915, ya se encontraba en Ciudad Victoria con 800 hombres, listo para combatir a los villistas en el Norte.
El 25 de diciembre de 1915, desde San Juan del Meco, población de Ciudad del Maíz, Alberto Carrera Torres, enfermo y desmoralizado, le entregó el mando de la ex “Brigada Gustavo A. Madero” a su hermano el general Francisco Carrera Torres. Refiere la historiadora Beatriz Rojas, que el profesor Alberto estaba desmoralizado, pues en el rancho El Peñón, localizado en los límites de Tula y Ocampo, acababa de morir su padre Candelario Carrera Muñoz, como consecuencia de heridas recibidas en un combate sostenido en Calabacillas, Bustamante.
Al ser derrotados los villistas comienza la debacle de Ocampo El 5 de enero de 1916, a través del general Enrique W. Paniagua, se invitó al general Alberto Carrera Torres para que depusiera las armas y vuelva a reconocer la autoridad de don Venustiano Carranza.
El 8 de enero el general tamaulipeco se presenta voluntariamente a las autoridades militares de Cárdenas, San Luis Potosí. Días después se rinde su hermano Francisco Carrera Torres.
El 11 de enero de 1916, la familia de Carrera Torres es embarcada de Tampico rumbo al norte, en un coche agregado al tren de pasajeros de Monterrey.
En estación Osorio, municipio de Xicoténcatl, los esperan coches tirados por caballos y su hermano Eutiquio Carrera Torres.
De ahí siguen a Tula, donde poco tiempo después tienen una junta con Magdaleno y Saturnino Cedillo y otros, acordando esperar noticias de Alberto Carrera Torres, quien seguía preso, para normar su actitud rebelde.
Se tiene noticia que el 13 de marzo de 1916, el general Eutiquio Carrera Torres trató de tomar Ocampo, pero fue rechazado por 200 elementos de las fuerzas del jefe de la guarnición carrancista, coronel Gregorio Laytón. Los combates se extendieron hasta El Borrego, dos kilómetros al sur de la cabecera, pereciendo en la refriega el coronel Laytón, mientras que el resto de la pequeña fuerza carrancista, ahora al mando del mayor Víctor Manuel Guerra, lograron ponerse a salvo. Juan Jaime Llarena, cronista ocampense, refiere que horas después, los atacantes le mandaron un mensajero a Víctor Guerra para que se rindieran sin presentar batalla, a lo que Víctor les contestó que no había problema, que entrarán a Ocampo, pues ellos ya no tenían elementos ni manera de defenderse —aunque si tenían—; de tal manera que, confiados de eso, los carreristas entraron y fueron recibidos por los carrancistas apostados en las azoteas de las casas.
Los ex convencionistas tenían una fuerza de 3,000 hombres, bajo las órdenes de Eutiquio Carrera Torres, Francisco Medrano, y otros más. En esta acción los villistas intentaron quemar la ciudad, pero una lluvia torrencial vino a salvarla. Los habitantes despavoridos, huyeron a la sierra de Antiguo Morelos.
El 12 de julio de 1916, el periódico El Pueblo anunció la rendición de Magdaleno Cedillo y su hermano Saturnino en la estación de Tablas, S.L.P., con 2,000 hombres, de los cuales 600 estaban desarmados.
Al no haberse concretado la rendición, los hechos de armas continuaron, y mediados de julio de 1916, la vecina Ocampo estaba ya ocupada por más de 600 reaccionarias al mando de los generales Pedro Ruiz Molina, Eutiquio Carrera, y coroneles Francisco Medrano y José Núñez de Cásares.
Al saber esto los carrancistas, el 20 de julio de 1916, el gobernador Luis Caballero ordenó que de Estación Osorio salieran dos regimientos al mando del teniente coronel Pedro Morales, teniendo contacto con los rebeldes el día 23, entablándose un nutrido tiroteo que dio por resultado la toma de la plaza, dispersándose completamente los carreristas.
POR MARVIN HUERTA MÁRQUEZ