CIUDAD MADERO, TAMAULIPAS.- Una afluencia de más de 35 mil personas se registró en la edición 2023 del «Playazo» en Miramar, realizado sin restricciones, tras los tiempos de la pandemia del Covid.
De las 8 de la mañana a las 8 de la noche del viernes, ingresaron al máximo paseo turístico 35 mil 228 paseantes.
Arribaron un total de 7427 vehículos además de 43 autobuses charter.
Después de las 8 de la noche, continuaba la llegada en grandes cantidades de unidades de todo tipo.
Debido a que el bulevar costero prácticamente se llenaba en ambos carriles, elementos de Tránsito efectuaron cierres parciales de esa vialidad para que se desfogara.
Jóvenes y «chavorrucos» acudieron en gran número a Miramar pero la afluencia no fue elevada, como en otros tiempos.
Fue notable la cantidad de vehículos y personas, tanto en el bulevar costero como en los miradores de la zona sur.
La Secretaría de Marina, la Guardia Estatal y otras corporaciones se encargaron de la vigilancia en el máximo paseo turístico, a lo largo del viernes.
De manera constante, las unidades pasaban por las zonas donde se consumía bebidas alcohólicas en grandes cantidades.
Durante la tarde, la afluencia de visitantes mejoró de manera considerable.
A partir de las 5 y media de la tarde aumentó el flujo de paseantes.
En la zona sur, en el área del mirador uno, se concentró la mayor parte de visitantes.
Las zonas centro y norte no tuvieron presencia de paseantes.
Una verdadera guerra de bocinas se registró durante la tarde y noche que se mezclaba con la música que surgía de uno de los escenarios montados en el mirador.
Aunque no fueron muchos los «chavorrucos» que asistieron, los que fueron mostraron con orgullo el haber sido los iniciadores de esa tradición.
Destacó un grupo de personas que lucían orgullosas las playeras con la leyenda Chavorruco Presente en el playazo.
Además aprovecharon para tomarse fotos con los elementos de Marina.
Al caer la noche, el operativo de seguridad continuó para intervenir en caso de que se presentara algún incidente.
Por Benigno Solís/La Razón