Este fin de semana inicia oficialmente el periodo de descanso santo y las carreteras, aeropuertos y terminales de transporte de pasajeros registrarán mayor movimiento de turistas.
Muchos quieren huir de la ciudad y estos días representan una de las pocas oportunidades para hacerlo y escaparse de lo cotidiano. Otros más decidimos permanecer en nuestro perímetro habitual y descubrir cosas que en tiempos de ajetreo no tenemos tiempo de emprender. Por ejemplo, atrapar un libro, acariciarlo por el lomo… y disfrutarlo.
La lectura no es solo conocimiento y entretenimiento. También es descanso, inspiración y reflexión. ¿Por qué no aprovechar estos días para tomar ese libro tan prometido y por fin abrirlo?
La gran ventaja de leer es que la persona puede controlar su propia velocidad, lo que nos permite tomarnos el tiempo necesario para «procesar» las historias y, en su caso, volver atrás para releer partes que nos resultan difíciles o confusas.
Además, la lectura requiere inmersión. La atención del lector se enfoca en las palabras y en la comprensión del material escrito, lo que mejora la concentración y la retención del contenido. Digamos que es una especie de Vitamina “L” (lectura) porque fortifica nuestro cerebro y a sus neuronas.
Otro aspecto importante es que una buena obra literaria de autor estimula la imaginación y permite a la persona crear sus propias imágenes mentales de la historia o el tema que está leyendo.
Alimentar nuestra imaginación nos da la oportunidad de tener experiencias más vicarias, experimentar que estamos en un lugar y sentir su atmósfera y sus aromas. La manera mágica en que Gabriel García Márquez nos describe Macondo es un buen ejemplo de este tipo de sensaciones virtuales.
Además, el libro nos permite mejorar nuestro lenguaje escrito. La lectura frecuente puede ayudar a afinar nuestra ortografía, gramática y vocabulario en general. Es decir, nos aumenta las habilidades de comunicación oral y escrita.
¿Y qué tal un audiolibro? Uno de sus principales atractivos es que con él se puede escuchar un buen texto mientras se realiza otra tarea, como conducir, hacer ejercicio o cocinar. Esto lo convierte en una opción eficiente de aprovechar el tiempo y de gozar mientras se realiza otra actividad.
Y al igual que un buen libro, esta alternativa estimula la imaginación y permite al oyente crear sus propias imágenes mentales alrededor de la historia o del tema que está escuchando.
Con un libro o audiolibro, la Semana Santa se podrá disfrutar más desde la imaginación y nos permitirá también viajar a otros lugares sin tener que pasar por aglomeraciones de turistas ni padecer vuelos demorados.
¡Todos abordo de un libro!
POR HOMERO HINOJOSA