El 2024 está a la vuelta de la esquina y la competencia interna por las candidaturas empieza a subir de tono.
Los golpes bajos entre correligionarios serán cada vez más frecuentes, los que puedan, estirarán la liga hasta donde les alcance el poco o mucho capital político con el que cuenten.
Nada nuevo, porque en realidad esa ha sido la constante desde que hace algunos años empezó a resquebrajarse -qué bueno- la estructura vertical de los institutos políticos, en la que una voz omnipotente nombraba una lista inatacable de agraciados.
Aunque la práctica del dedazo esta vigente, la experiencia reciente comprueba que no es fácil para ningún líder político por más poderoso que sea, disciplinar a los suspirantes que levantan la mano cada vez que se asoma un proceso electoral.
Lo que es cierto es que Tamaulipas vive un contexto político inédito, gobernado por un partido creado hace poco más de un lustro y que por tanto no cuenta con una estructura lo suficientemente sólida como para garantizar que no habrá fisuras.
Por otro lado, el liderazgo de la oposición aún recae en el grupo político que ha perdido estrepitosamente las últimas tres elecciones que se han realizado en la entidad (2021, 2022 y 2023), pero que se aferra a las ínsulas de poder que dejó sembradas en la estructura gubernamental, desde las fiscalías hasta los organismos autónomos.
¿Quién definirá entonces a los candidatos de uno y otro partido?
Sobra decir que en la alianza Morena-PT-PVEM que seguramente se reeditará en el próximo proceso electoral, lleva mano el gobernador Américo Villarreal Anaya, convertido desde junio del año pasado en el “primer morenista” del estado.
Pero el paisaje del poder en la 4T es muy particular.
Los alcaldes que dejarán el gobierno y los que pueden buscar su reelección han sido los principales operadores del partido en sus respectivos municipios y sería ingenuo pensar que no serán tomados en cuenta para la decisión.
El brazo político del gobierno estatal deberá hilar fino.
Pese a estas circunstancias, la situación parece más compleja en la vereda de enfrente.
La obsesión de los cabecistas por controlar al PAN y la resistencia de quienes ya no quieren tener nada que ver con el ex gobernador podría ser la mezcla para una tormenta perfecta.
Por ende la pregunta obvia sería hasta dónde van a llegar los intentos de Luis René Cantú y sus jefes de bloquear las aspiraciones de personajes como Jesús Nader y César “Truko” Verástegui.
¿Se atreverán, por ejemplo, a incidir en la designación de candidatos en Tampico, acorazados en el Comité Directivo Estatal?
Parece una estrategia suicida.
El discurso del cronista
De entre las muchas expresiones de orgullo por el Bicentenario de la ciudad de Tampico, sobresalió el mensaje de Josué Picazo Baños, el encargado de la Oficina de la Crónica Municipal.
Su discurso, riguroso y emotivo, estuvo a la altura de un acontecimiento histórico que por fuerza quedará en el registro de una celebración a la que en el futuro -acaso en cien años- recurrirán los investigadores tampiqueños de la época para entender a la sociedad de nuestro tiempo.
Van algunos fragmentos del texto leído por Picazo ayer en el evento cívico realizado en la Plaza de Armas:
“Desde la antigüedad Tampico ha sido el resultado de todo tipo de encuentros: los ríos y el mar, las voces del náhuatl y el huasteco, mezcladas con el español, el inglés, el francés, el arabe, el chino”.
“Casas de bahareque y tejamanil junto a edificios de concreto que se levantaron como el plano de un sueño, el archipiélago de palafitos en la Laguna del Carpintero, la torre de Catedral con su reloj inglés que aún nos da la hora”.
“Algo de todo esto es y ha sido Tampico a lo largo de dos siglos: oro y óxido, petróleo y sangre, acero y fango, mármol y caracol”.
“Una ciudad que vista desde este rincón del siglo XXI semeja un alucinante mosaico de hechos, gentes y experiencias entretejidas, origen de un espíritu que en partículas también se ha ido a recorrer el mundo en cada buque, tren, avión o automóvil que ha salido del puerto”
“Algo de Tampico hay en otros lugares del planeta como Tampico mismo se debe a lo que le ha dado el mundo. El caudal del pasado nos arrolla y solo queda celebrar la existencia de esta fabulosa ciudad de cuya historia hoy también somos testigos”
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES