Al mensaje político emitido este martes por el gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA le antecede en calidad y contenido, el discurso que pronunció la semana pasada ante la comunidad universitaria.
Hay una línea de continuidad entre su exposición de valores fundada en lo que identifica como el humanismo mexicano y el conjunto de razonamientos prácticos que enuncia para su aplicación.
Sus ejes transversales. Ideas que podemos encontrar en el denominado Plan de Apoyo dado a conocer en los primeros días de su administración y luego ratificados en el informe de marzo pasado.
Cabe la diversidad de análisis, según el enfoque que se elija. En particular llama la atención el replanteamiento del Estado de Bienestar, donde destacan sus propósitos de justicia bajo “un nuevo pacto social”, tomando cabal distancia respecto a los vicios del pasado inmediato.
Cuando (por ejemplo) le pinta la raya al autoritarismo gubernamental, al decir, de manera categórica:
-“Nunca más en Tamaulipas una sociedad silenciada desde el poder arbitrario, que usó de manera ilegítima la fuerza del estado para amedrentar a ciudadanos y opositores.”
Lo cual, por cierto, hace extensivo hacia las libertades que tocan la actividad periodística, la comunicación como derecho de todos y también como profesión y oficio, cuando señala:
-“Se acabó la censura, todas y todos tenemos garantizado nuestro derechos a hablar de todo y con libertad.”
Por supuesto, retomó el tema de la corrupción, amplia y detalladamente expuesto en su informe de marzo pasado, para ratificar ahora compromisos, al calificar el combate a este mal como “un eje transversal de estricta aplicación.”
Y al ubicar la honestidad como “la principal diferencia que me separa de quienes ocuparon el Poder Ejecutivo hasta septiembre pasado,” ya que el 5 de junio “nos devolvió la esperanza en un futuro infinitamente mejor.”
Otros conceptos sobre la corrupción, a renglón seguido:
“Es lo que más daño le ha hecho al país y a Tamaulipas.” “Debilita la capacidad del Estado y desvía los propósitos para los que fue concebido.” “Es, además, la fuente de mayor desconfianza hacia a las autoridades.” “Es un cáncer que ha deteriorado la imagen de la política y la función pública, y ha desvirtuado su verdadera naturaleza.”
Similar exposición de diagnóstico y propuestas encontraremos cuando aborda, como prioridad esencial, la mejoría de la gestión pública. El desafío que implica poner al día la estructura gubernamental:
“Tarea”, dijo, “que es inmensa por el estado de postración y desmantelamiento, en el que recibimos la administración.”
PASIVOS DE JUSTICIA
Sólido el diagnóstico del doctor VILLARREAL ANAYA. Cabría añadir que la comunidad tamaulipeca entera se encuentra hoy esperando el irrenunciable castigo a quienes saquearon el Estado, torcieron leyes y causaron daño deliberado a la hacienda tamaulipeca a lo largo de seis años.
En opinión de quien esto escribe, la fiscalía federal está en deuda todavía con Tamaulipas. No ha procedido a cumplimentar la orden de captura dispuesta contra el exgobernador CABEZA DE VACA.
Por igual sigue pendiente que las investigaciones del fuero común en torno al saqueo sexenal alcancen por fin metas concretas. Por supuesto, identificando nombres y delitos y transparentando montos, para seguirse de frente con juicios y castigos.
Quiénes son, dónde están, qué hicieron o si se puede mediante embargos recuperar algo de lo robado, devolverlo al erario del que procedía.
Ello, en el entendido de que toda amenaza incumplida inmuniza a los malhechores, los vacuna. El amago gratuito y sin consecuencias los vuelve (incluso) más altivos, audaces, respondones. Incrementa su autoestima y con ello redoblan su agresividad.
Al respecto debe quedar claro que los personeros del viejo régimen jamás se van a conformar con salvar únicamente su impunidad y su pellejo. Resignados no son.
Pendularmente buscarán devolver el golpe (o los golpes, muchos y muy severos) catapultándose en el megaproceso electoral que se avecina, el de 2024.
Entre otras razones porque no estamos ante un adversario en retirada, en fase crepuscular o declinante. Más bien se trata de un enemigo fuerte y rebosante de dinero, que de muchas maneras ha manifestado su voluntad de retomar plazas y regiones. Las instituciones del Estado mismas.
En este sentido, perdonar es claudicar, algo parecido a un suicidio. Ello en un aparato gubernamental plagado de expriístas que a la hora del dominó insisten en pregonar que lo más adecuado es “transitar con el enemigo”.
Pamplinas. No hay manera de que coexistan dos fuerzas tan enfrentadas, contrapuestas, antitéticas. En particular si una de ellas (la actual perdedora) ha demostrado tantas veces su insaciable apetito de poder y la total ausencia de escrúpulos.
Cabría aquí recordar aquel consejo que le daba don VITO a su hijo MICHAEL luego de heredarle el mando: -“Quien te proponga negociar, te está traicionando”-. Y efectivamente, así fue.
POR CARLOS LÓPEZ ARRIAGA
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
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