El presidente López Obrador ganó las elecciones de 2018 con 53.3 por ciento de los votos emitidos, que en realidad fueron 54.7 por ciento de los votos válidos.
Los diputados de Morena y sus partidos aliados, en esa votación, recibieron 45.9 por ciento de los votos totales, equivalentes 47.9 por ciento de los votos válidos.
Pero las cosas cambiaron un poco en el año 2021.
El porcentaje de votos que recibieron Morena y sus aliados fue 42.8 de los votos totales y 44.3 por ciento de los votos válidos.
Entre las dos elecciones, los partidos de la llamada 4T perdieron 3.6 puntos porcentuales de la votación válida.
Debido a los mecanismos de asignación de diputados plurinominales, obtuvieron 278 asientos en la Cámara, lo que significa 55.6 por ciento del total, lo que les dio mayoría absoluta.
Es decir, los mecanismos de sobrerrepresentación previstos en la ley les dieron una participación en la Cámara 11 puntos por arriba de su votación efectiva.
En 2018, obtuvieron inicialmente 308 asientos, lo que representó 61.6 por ciento de los diputados, sin embargo, reasignaciones posteriores les permitieron tener más de las dos terceras partes, obteniendo mayoría calificada para el periodo 2018-2021.
No está claro cuál debe ser la votación mínima que debe obtenerse para que la asignación de diputados plurinominales permita a una fuerza política o a una alianza llegar a 50 por ciento o más de los asientos en la Cámara y con ello obtener la mayoría absoluta.
Depende de la distribución de votos por circunscripciones y de la votación total.
Lo que sí es claro es que si una fuerza política o una alianza obtiene menos de 40 por ciento de los votos válidos, se reduce la posibilidad de alcanzar la mayoría absoluta.
Veamos el caso del PRI años atrás.
En 2015, el PRI fue el partido que obtuvo un porcentaje más alto de las votaciones federales, con 30.7 por ciento de los votos válidos. Con la asignación de plurinominales, llegó a 40.6 por ciento de las diputaciones.
En 2012, el PRI y el PVEM, entonces su aliado, obtuvieron 39.7 por ciento de los votos válidos, lo que les alcanzó para 48.2 por ciento de los diputados, es decir, no lograron llegar a la mayoría absoluta.
El hecho de no alcanzar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados obliga a la negociación de las leyes que se quieran aprobar, incluyendo el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Es decir, cambia radicalmente la dinámica de los procesos de decisión del gobierno.
Si el proceso de pérdida de votos de Morena y sus aliados en la próxima elección de diputados se mantuviera como en los primeros tres años de la actual administración, es decir, 3.6 puntos porcentuales, la votación que obtendrían estaría en 40.7 por ciento de los votos totales.
Con ello, es posible, pero no seguro, que obtuvieran los votos para llegar a la mayoría absoluta de la Cámara.
Hay dos temas centrales que probablemente definan lo que va a ocurrir con el Congreso en 2024.
Uno de ellos es la participación de Movimiento Ciudadano.
En la hipótesis de que hubiera solo dos fuerzas en la contienda, Morena y sus aliados por un lado, y la oposición unida por el otro, en las condiciones actuales y lo subrayo, solo en las condiciones actuales, aumentaría la posibilidad de que Morena volviera a tener mayorías absolutas en las dos cámaras del Congreso, por pura aritmética. En una contienda de dos, quien gana lo hace por más de 50 por ciento.
Si hay al menos tres participantes, entonces el triunfador no necesariamente alcanza la mitad de los votos.
El otro dato relevante es la forma en la que jugarían los partidos minoritarios aliados de Morena.
La relevancia del PVEM y el PT crece si sus votos pueden dar los puntos que necesita Morena para alcanzar la mayoría.
Y algo que eventualmente podría ser importante: si hubiera partidos nuevos, afines a la 4T, que participaran en la elección de 2024, le podrían quitar votos a Morena, pues no podrían ir en alianza por ser su primera elección.
El panorama político de México cambiaría si la oposición ganara la elección presidencial, pero aun si eso no ocurre, habría también un cambio profundo si Morena y sus aliados dejan de tener mayorías absolutas en el Congreso.
POR ENRIQUE QUINTANA