Algo debe reconocerse a la oposición: lograron ponerse de acuerdo para establecer un procedimiento interno que, más allá de vicios o virtudes, contó con el aval de la mayoría de los aspirantes que parecen dispuestos a entrar en esa competencia.
El método parece contar con reglas claras y no se perciben dedicatorias en la letra chiquita.
Ahora bien, no deja de ser irónico que PAN, PRI y PRD, hayan recurrido a un sistema prácticamente idéntico al ideado por Morena, en tanto que les dará dos meses de precampaña de la precampaña oficial.
Si la 4T elegirá a su “coordinador de los comités de defensa de la cuarta transformación”, la alianza tendrá a su “responsable nacional de construir un frente amplio por México”.
Conceptos, ambos, inventados para esconder ante la ley que lo que en realidad designarán será a su candidato para la Presidencia de la República.
Otra verdad difícil de eludir en este sistema propuesto por Va por México es que, más allá del aval de decenas de asociaciones civiles -todas, claro está, identificadas con el antimorenismo más furibundo- serán los partidos políticos los que lleven mano en la selección final de su candidato.
Este proceso interno que incluye recolección de firmas, aplicación de encuestas y una votación directa, lo ganará el aspirante que tenga más capital económico y más presencia territorial. Lo de abrir las puertas a la ciudadanía se quedó en utopía.
Habrá que ver el desempeño de los más de 15 aspirantes que han mostrado su intención de participar en este ejercicio inédito.
Ayer, entre los asistentes al evento en el que se dio el anuncio, estuvo uno de los dos tamaulipecos que planea pedir el respaldo ciudadano.
José Ángel Gurría fue considerado para sentarse en las primeras dos filas cuyas posiciones se sortearon para evitar malas interpretaciones.
Ahí estuvieron Lilly Téllez, Santiago Creel, Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid, Claudia Ruiz Massieu, Xóchitl Gálvez, y un largo etcétera.
No estuvo Francisco García Cabeza de Vaca, quien ayer confirmó que participará en el proceso, aunque no detalló si su campaña y su participación en los foros que se tienen contemplados, seguirá siendo virtual o volverá al territorio nacional.
Otro logro que podría reconocerse a la oposición es que por fin lograron insertarse en la agenda pública dominada casi en su totalidad por las “corcholatas” de Morena.
Difícilmente les va a alcanzar para emparejar la contienda, pero al menos mandaron la señal de que no han arrojado la toalla.
Si en el mes de septiembre ya conoceremos a los candidatos de Morena y del ahora llamado Frente Amplio, solo quedaría por resolver quién representará en las boletas a Movimiento Ciudadano, y qué papel jugará en la campaña constitucional.
¿Será comparsa como ha ocurrido con candidatos naranjas en muchos estados del país -Tamaulipas incluido- o entrará de lleno a pelar por los votantes indecisos?
La moneda está en el aire.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
