‘Cachetes’ llegó corriendo para alcanzar al Caminante, en la gasolinera donde cargaba combustible sobre el Eje Vial. – ¡Compadre, compadre! ahhh compadre! – gritaba jadeando el rechoncho amigo, bajo el candente sol de la tarde. – ¿Qué pasó Emilio? ¿todo bien? – respondió El Caminante al ver al hombre sudoroso y fatigado. – ¡Jijos compadre, siento que me ahogo! te vi desde hace dos cuadras, y quería preguntarte algo.
– Relájate mi cachetes que estás todo colorado, dime ¿para qué soy bueno? – Es que se va a graduar mi hija y quiero que seas su padrino.
– ¡Ah caray qué rápido pasó el tiempo y de qué se va a graduar Karinita? – Nombre, Karina todavía le falta para salir del cbtis, la que se me gradúa es la chiquita, Araceli, sale del kínder. – ¡Ah ya decía yo que no estamos tan viejos! pero es ceremonia de entrega de papeles ¿no? – Es graduación compadre … porque ‘se gradúa del kinder’ – contestó muy horondo el ‘Cachetes’ – Ah mira – dijo el Caminante no tan convencido – ¿y de que quieres que sea padrino? – Nomás del arreglo de graduación, de esos que llevan dulces y un juguetito compadre, yo sé que está muy difícil la situación y no quisiera abusar.
– Nombre no te preocupes Emilio, tú nomas dime donde y a que horas, y yo ahí llego con el arreglo. – ¡Yo sabía que no me ibas a fallar compadre, pues la graduación es mañana a las 10. – ¡No manches Cachetes, son las seis de la tarde! voy a tener que irme de volada a comprar eso…
– Ah pues si compadre, pero ahí en el centro venden de muchas ¡ah pero a Chely le gusta todo lo de “Barbie”, ya ves que se puso de moda con la película ¿ve’a? ¡ahí al rato te mando la ubicación del kínder! – dijo el Cachetes despidiéndose.
El Caminante no tuvo más remedio que dar vuelta en “U” en el Eje Vial, y ‘pisarle al gas’ para ir hasta la zona centro y comprar el arreglo de graduación con temática de “Barbie”.
Al día siguiente, el vago reportero acudió puntualmente a la ceremonia de entrega de documentos, en ese jardín de niños al oriente de la ciudad.
Los pequeños lucían el tradicional atuendo de toga en color azul profundo con motivos dorados y birrete del mismo color con borla también de color dorado.
Un tecladista fue contratado para amenizar el evento tocando en vivo.
Antes de entrar a la explanada del kinder, se instaló un muro adornado con flores y letras doradas, con las palabras “MI GRADUACIÓN” para ser usado como fondo en las fotos, que los alumnos y sus papás se tomaban para subir a sus redes sociales.
Uno a uno los niños fueron subiendo al templete con su elegante atuendo, y posando para las fotos que les tomaban sus familiares, quienes lanzaban ‘vivas’ y gritos de júbilo, al ver a su nene completar su instrucción preescolar.
La esposa de ‘Cachetes’ lloró de felicidad al ver a su Araceli recibir su diploma, y al bajar del estado le obsequiaron una medallita de oro con una inscripción, que conmemoraba esta consecución de sus estudios. Después de esto, el Caminante le entregó a la niña el arreglo con temática de “Barbie”, que tanto le costó encontrar ahí por la calle Hidalgo.
La pequeña se veía feliz y radiante. – ¡Muchas gracias por el ‘paro’ compadre, de verdad que muchas gracias! – Oye Cachetes, si no es mucha indiscreción, ¿en cuánto te va a salir todo esto? – Híjole compadre te lo cuento a ti porque eres ‘mi íntimo’, ya con todo y todo, me va a salir el chistecito como en seis mil pesos.
El Caminante abrió tremendos ojos, sorprendido y a la vez acalambrado, de saber cuánto invierten los padres de familia en una graduación …que ni es graduación.
Tal vez para muchos resulte incómodo y hasta insultante, pero las ceremonias de clausura y entrega de documentos antes del grado universitario no son realmente graduaciones.
Sin embargo, se ha vuelto tradición y hasta un ritual darles este carácter a tales eventos. Los mismos psicólogos advierten que hacer esto, en lugar de animar a los menores a entusiasmarse con la educación, les refuerza la idea de que deben ser premiados por todo, incluso lo que es su deber o necesario en su proceso formativo.
A veces pareciera que es más, una necesidad de los padres celebrar estas “graduaciones”, que lo que el menor comprende.
Pero “el respeto al derecho ajeno es la paz” y si el padre de familia está dispuesto, a derrochar todo ese dinero en una celebración que, aunque carece de sentido, les causa satisfacción y felicidad, nadie puede ni tiene el derecho de entrometerse en su decisión, aun si esto podría llegar a afectar el desarrollo del chamaco. Demasiada pata de perro ‘graduacional’ por esta semana.
POR JORGE ZAMORA