CD. VICTORIA, TAM.- De uno a 4 años como mínimo se necesita para llegar a ser pastor de una iglesia evangélica, en algunos casos la situación es diferente y se proclaman sus miembros como líderes predicadores o de templo sin preparación alguna.
Mientras que en la iglesia católica se ocupan de 9 a 11 años, según el nivel de estudios con el que ingresan al seminario para forjarse como sacerdotes.
Y lo anterior es una cuestión por la que el catolicismo tiene un marcado déficit de religiosos, pues los interesados no logran culminar todo ese proceso por ser un lapso muy grande.
El rector del Seminario Diocesano de Victoria, Mario Alberto Pacheco Rodríguez, dio a conocer que dentro de este instituto de formación religiosa, se estudian hasta dos carreras profesionales, además del tiempo que se ocupa para formarse en la teología, la filosofía y lo intelectual que son obligatorios para poder egresar como diáconos.
Después de esto último, se ocupa de otro tiempo más para ser oficialmente sacerdote.
“Más que competencia, por qué no es eso, es hacer una formación integral dentro del Seminario, una formación humana, espiritual, pastoral, que vayan conociendo la realidad de la diócesis“.
“Además de lo intelectual, teología y filosofía, también es una opción de vida, pues no solamente es de realizar in trabajo y ya”, dijo Pacheco Rodríguez.
Actualmente la diócesis de Victoria, continúa padeciendo de nuevas vocaciones sacerdotales, existiendo un déficit de hasta 30 de estos para lograr cumplir con por lo menos 100 padres que cubran todo ese territorio que consta de 36 parroquias ubicadas en 10 municipios del centro de Tamaulipas, donde la sede es Victoria y cuenta con más del 50 por ciento de parroquias del total establecido.
De igual modo, se dijo anteriormente por parte de su obispo, Óscar Efrain Tamez Villarreal, que por lo menos faltan de 15 a 20 años para que la diócesis ya no sufra de la falta de éstos y tengan la estructura sacerdotal a un 100 por ciento.
Es decir que en el 2038 esto pudiera ya no ser un problema más.
POR ANTONIO H. MANDUJANO