Los argentinos debieran de establecer una indagatoria muy profunda sobre lo ocurrido en la economía mexicana de 1970 a 2023 para tener una idea clara del infierno económico y social que les espera por la crisis del populismo peronista y el arribo del neoliberalismo brutal de Javier Milei.
La economía mexicana había mantenido un ritmo de equilibrio económico basado en la doctrina de Antonio Ortiz Mena –secretario de Hacienda de López Mateos y Díaz Ordaz– de desarrollo estabilizador, es decir, la subordinación del gasto presupuestal al objetivo de mantener estable la inflación y evitar su disparo por presupuestos de egresos sin equilibrios de ingresos, eludir la trampa del circulante monetario para disfrazar el bienestar y colocar el tipo de cambio como el punto central de toda la estrategia.
Hacia 1970, la economía mexicana mostraba cuando menos cuatro sexenios de crecimiento promedio de 6% del PIB, 2% de inflación y un tipo de cambio libre y fijo de 12.50 por dólar. De 1971 a 1982, la economía mexicana fue sometida a una lógica populista de aumento del gasto sin equilibrio en los ingresos y el primer aviso llegó en agosto de 1976 con la devaluación del tipo de cambio por el disparo en la inflación. López Portillo se protegió en los ingresos petroleros y multiplicó el gasto público sin ingresos y condujo a la debacle de 1981-1982, cuando el país se quedó sin divisas y el presidente decretó la expropiación de la banca que especulaba con el tipo de cambio.
El desorden populista –inflación, devaluación, exceso de gasto– llevó al FMI a apretar las tuercas a México y obligó al presidente Echeverría a firmar una Carta de Intención el 13 de septiembre de 1976 para comprometerse a aplicar un programa de estabilización macroeconómica de profundo costo social y basado en la doctrina fondomonetarista. En 1982, en una fase de colapso general de la economía, el neoliberalismo con Miguel de la Madrid llegó a la presidencia y se instaló para operar de manera permanente de ese año hasta 2018.
El exceso populista del gasto quebró la economía mexicana de la misma manera que el populismo peronista en Argentina. El costo ha sido en ambos países de inflación, devaluación y deterioro de la capacidad adquisitiva. El programa de estabilización macroeconómica brutal del FMI en México de 1982 a 2018 estabilizó la economía, bajó la inflación a promedios de 3% y mantuvo el control del tipo de cambio, pero a costa de bajar el promedio del PIB a 2%, contra el 6% del ciclo populista y estabilizador de 1934 a 1982.
Pero el costo más alto que ha tenido que pagar México ha sido en bienestar: la ilusión artificial del populismo de Echeverría y López Portillo fue destruida por el neoliberalismo de De la Madrid a Peña Nieto, y el saldo está a la vista: 80% de los mexicanos vive con restricciones sociales y sólo el 20% existe sin problemas de bienestar.
El presidente López Obrador llegó al poder con el compromiso de terminar con el neoliberalismo, pero no pudo definir un nuevo modelo económico y su propuesta se disfrazó en una retórica populista: el posneoliberalismo; sin embargo, la actual política económica es una propuesta mixta de populismo de gasto social sin aumentar el circulante ni el presupuesto y sólo reasignando las partidas, descobijando a unos sectores para cobijar otros, de tal manera que la política social no afectara la estabilidad ingreso-gasto.
El perfil neoliberal del programa económico del presidente López Obrador se localiza en el control de la inflación –salvo por el sobresalto provocado por el COVID– por el lado de la demanda: disminuir el crecimiento económico, controlar los salarios reales a través de la economía informal, rebajar el gasto público de inversión solo a obras presidenciales y no a estímulo a la inversión privada y recortar gastos de bienestar social en general y sólo aprobar apoyos económicos directos a sectores vulnerables con alta capacidad de rentabilidad electoral; es decir, el populismo que no afecta las finanzas públicas, aunque el descuido de muchos sectores que dependían de beneficios públicos aumentó la pobreza y la marginación.
El programa económico anunciado por el presidente argentino Milei es una copia del recetario con alto costo social del FMI y sus resultados se pueden analizar con el México actual en función de ese largo período de crisis de estabilización de 1970 a 2023: desempleo real, aumento de la informalidad laboral, pérdida de derechos sociales, pobreza y marginación será en el pago de Argentina para estabilizar la inflación y el tipo de cambio que destruyó el peronismo.
Política para dummies: la política se construye y se destruye con la economía.
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