Don Toribio de la Torre, reconocido historiador tamaulipeco del siglo XIX, escribió en 1842 en su reseña sobre la entidad, que no debía omitir un acontecimiento que podía verificar, aunque casi había sido ahogado en su cuna; ya sea por el poco número de armas o por temor a los rea listas que no dispensaban ningún género de indulto.
Este ilustre historiador, se refería a la estadía en el Nuevo Santander de un tal Manuel Flores, teniente coronel de uno de los cuerpos del ejército de don José María Morelos y Pavón.
ANTECEDENTES DE LA LLEGADA DE MANUEL FLORES
Los hechos se originan en el sur de la Nueva España, cuando el ejército del generalísimo Morelos vivía uno de sus peores momentos, por lo que se comisionó a uno de sus lugartenientes para que consiguiera ayuda en la Unión Americana, y de esa manera poder continuar la lucha. El elegido fue supuestamente “Manuel Flores”; quien así lo hizo saber en su estancia en la ranche ría de Baltazar, entonces perteneciente a la ciudad de Horcasitas.
En una reseña inédita de don Vidal Efrén Covián sobre Antiguo Morelos, menciona que una vez que a este personaje le fue conferida la misión, se di rigió inmediatamente a la Ciudad de México, para tramitar su pasaporte y poder viajar al vecino país.
Estando en la capital del virreinato, se acreditó ante el virrey don Félix María Calleja como abogado, y de esa manera obtuvo sin ninguna objeción el ansiado documento.
¿QUIÉN ERA MANUEL FLORES?
Como en la película “El héroe desconocido” dirigida por Julián Pastor y protagonizada por Rafael Inclán, poco se sabe del personaje, y no hay más datos que los recabados por Toribio de la Torre veintisiete años después; careciendo de esa manera de pruebas sobre su existencia, pues ningún biógrafo del generalísimo Morelos o del movimiento independentista, lo recordaría o mencionaría en sus investigaciones como enviado a Estados Unidos en misión diplomática, mientras que a don Manuel de Herrera sí.
Por lo que es muy probable que, por seguridad o temor a los realistas, Manuel de Herrera haya cambiado de nombre en el lapso comprendido entre julio y octubre, cuando deambuló por territorio nacional, antes de embarcarse a Nueva Orleans.
¿MANUEL FLORES Y MANUEL DE HERRERA, ERAN LA MISMA PERSONA?
Es muy probable que estos dos personajes fueran uno mismo, pues las fechas del paso de Manuel Flores por lo que hoy es Tamaulipas, coinciden con la misión diplomática que el generalísimo Morelos le encomendó a don Joseph Manuel de Herrara. Otro dato que da certeza a esta teoría, es que el Congreso de Anáhuac no iba a mandar a dos personas a la vez, a encabezar una misión diplomática al vecino país. Sin embargo, es algo que quizás jamás sepamos con exactitud.
MANUEL HERRERA Y SU MISIÓN A ESTADOS UNIDOS
En el verano de 1815, el cura Joseph Manuel de Herrera fue nombrado por el Congreso de Anáhuac o de Chilpancingo, para encabezar una misión diplomática ante el gobierno de Estados Unidos, con el objeto de buscar su reconocimiento y ayuda. Dicha misión diplomática se integraba también por Cornelio Ortiz de Zárate, como secretario, Melchor Múzquiz, Antonio Peredo y 28 oficiales más. Don José María Morelos aprovechó para mandar también a su hijo, Juan Nepomuceno Almonte, de 13 años, y encomendándoselo al padre Herrera, para que lo matriculase como alumno interno en alguna escuela de Nueva Orleans. La caravana salió de Puruarán, en el actual Michoacán, el 16 de julio de 1815.
Eduardo Flores Clair en su libro “Otro escenario de guerra, La diplomacia insurgente…”, señala que, por la información vertida por Herrera, se ha inten tado reconstruir el recorrido antes de embarcarse a Estados Unidos, señalando que las fuentes consultadas son un tanto imprecisas.
Lo que, si se sabemos, es que el sacerdote y su comitiva se embarcaron en “Boquilla de Piedras”, en el actual estado de Veracruz, el 15 de octubre de 1815, a bordo de la goleta Presidente; desembar cando en Nueva Orleans el 1 de noviembre de ese año. Es probable, en el caso que Herrera fuera Manuel Flores, que entre julio y octubre él y sus hombres intentaran embarcarse en algún puerto del Nuevo Santander y que al no lograrlo retroce dieran a Veracruz.
MANUEL FLORES EN BALTAZAR
Aparentemente, entre junio o julio de 1815, llegó a la congregación de Baltazar el mencionado teniente coronel insurgente, de paso hacia la fron tera norte, con pliegos y correspondencia del generalísimo.
Este hecho sería trascendental para la futura vi lla, pues en 1828 los habitantes de Baltazar, en honor a ese personaje y sus hombres, le pusieran al municipio el nombre de villa de Morelos. Toribio de la Torre señala que una vez en es vta ranchería y para no hacerse sospechoso, él y su despacho exhibieron ante don Joaquín del Castillo, encargado de justicia en aquel entonces, el pasa porte expedido por el virrey y de esa manera acre ditar su empleo, obteniendo el permiso para pasar algunos días en la población.
Una vez que Flores entró en confianza con la gente, les dijo que era un oficial del ejército de Morelos, y que se dirigía a los Estados Unidos con documentación y correspondencia del general va llisoletano; invitando a algunos vecinos para regularizar las partidas insurgentes, reclutar gente e in surreccionar el Departamento para dar un golpe al partido realista.
Relatan las crónicas, que a uno de los vecinos de Baltazar a los que quiso convencer, fue a don Manuel Hernández Austria, miembro de las tropas milicianas, quien ya sea por algún premio, o lo que es más probable, conseguir su retiro de las tropas, mismo que luego solicitó y obtuvo, lo denunció ante el gobierno del Nuevo Santander.
Una vez que Flores entró en confianza con la gente, les dijo que era un oficial del ejército de Morelos, y que se dirigía a los Estados Unidos.
LAS AUTORIDADES DEL NUEVO SANTANDER TOMAN CARTAS EN EL ASUNTO
Una vez conocidos estos acontecimientos por don Joaquín de Arredondo, entonces gobernador del departamento, éste mandó de inmediato al teniente coronel Juan Quintero a perseguir y aprender a Manuel Flores, mandando exhortos contra él a las villas del norte a donde se había dirigido, cosa que no consiguió ya que el insurgente le llevaba varios días de ventaja. Respecto a la fuga de don Manuel, Toribio de la Torre mencionaría: “[…] más todo lo que pudo lograrse en San Fernando fue la confirmación del encargo patriótico que le puso a dos dados de su ruina, y su entero desaparecimiento, siendo así, por lo tanto, ya inútiles los desvelos del gobierno”. De la Torre decía que estos acontecimientos los podía verificar y que no debían de omitirse al contar la historia de nuestro Estado.