No, definitivamente las cosas no pueden seguir igual que en los últimos cinco años, en los que el Estado mexicano ha sido generoso en el reparto de abrazos y tolerancia con los delincuentes que mantienen asolado a todo el país.
La masacre de Salvatierra, Guanajuato, se suma a las de Lagos de Moreno, al asesinato de jóvenes en Zapopan, a los homicidios dolosos que con total impunidad se siguen cometiendo en México ante la complacencia de las autoridades encargadas de combatir a la delincuencia.
No, no puede tolerarse tanto cinismo oficial, tanta indolencia ante la actuación despreocupada, cínica de quienes día con día pasan por encima de la ley cometiendo toda clase de delitos mientras las autoridades responsables de prevenirlos y castigarlos, omiten hacerlo y prefieren repartir abrazos.
No puede hablarse de justicia social, de equidad, de desarrollo y de bienestar, de mejoramiento de las condiciones de vida de la gente, cuando su patrimonio, su tranquilidad y su existencia está siempre en riesgo o se pierde.
Mientras no se resuelva el tema de la inseguridad, mientras desde el gobierno se decida dejar actuar libremente a los delincuentes, las cosas serán no igual, sino peor que antes.
No se trata de noeliberales o conservadores, de fifis o machuchones. Se trata de responsabilidad, de cumplir con lo que la Constitución define como atribución del Estado.
Se trata de sentido común, de sensibilidad, de asumir el papel que corresponde a la autoridad máxima de este país.
No, definitivamente esto no puede seguir. Más allá de los millones de beneficiarios de los programas asistenciales y paternalistas que pueden querer justificar lo inadmisible, debe pesar más la indignación de otros tantos millones de ciudadanos afectados directa e indirectamente por la inseguridad y la impunidad con la que se les roba la paz, las esperanzas, la vida.
Los de Salvatierra como lo de Lagos de Moreno, lo de Zapopan o de cualquier otro sitio del país en donde la gente está intranquila y pagando un alto costo por trabajar, emprender o simplemente vivir, no puede permitirse. No al menos, por quienes crean que merecemos un mejor país, independientemente del color del partido que gobierne.
EL REGALO NAVIDEÑO INESPERADO
¿Quiere saber cuál es el regalo navideño más reciente, el que tendrá que asimilar una vez que pasen estos días de fiestas para millones de mexicanos? Uno que tal vez pensaría que no habría más: El aumento inminente de impuestos especiales que van a encarecer productos como la gasolina, el diésel, los refrescos y los cigarros.
Aunque los combustibles son un insumo importante del que dependen la mayor parte de las actividades productivas, los demás artículos no son de primera necesidad y antes bien, podría decirse que los gravámenes podrían inhibir su consumo y tener como fin ulterior el cuidado de la salud pública. Aunque claro, depende de la óptica de cada quien.
El hecho innegable es que con el aumento a los impuestos especiales que el gobierno federal ha anunciado para entrar en vigor a partir del primer día de enero, millones de personas que consumen habitualmente cigarros y refrescos tendrán un impacto directo en su economía, por más que se sepa que no son artículos necesarios. Para muchos, forman parte de su dieta o de hábitos cotidianos.
En cuanto a la gasolina y el diésel, el incremento decretado por el gobierno del presidente López Obrador también afectará directamente el costo de todos los productos, desde alimentos al transporte, pasando por los medicamentos y los servicios. Todo lo que requiere de combustibles para su producción, distribución y comercialización se va a encarecer.
Vaya regalo navideño y de inicio de año que recibirá la población con estos aumentos al Impuestos Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que en algunos casos ya se empezó a notar con el aumento que las empresas refresqueras aplicaron a sus productos e inclusive, en las que elaboran derivados del alcohol y el tabaco.
Sin embargo, además de la llamada “Cuesta de Enero”, que es el período inmediato posterior al inicio del año, cuando la población resiente los efectos del derroche monetario de las fiestas navideñas, tendrá que agregarle el incremento en el costo no solo de refrescos, alcohol y tabaco, sino de gran cantidad de productos. Vaya regalo.
ESCOTILLA
Aunque por estos días las actividades políticas tienen una pausa, los principales interesados en obtener las candidaturas de los partidos no dejan de estar al pendiente de las decisiones que se van tomando y que delinean la ruta que seguirán en las siguientes semanas.
A reserva de comentar con detalle esta semana, lo que sí es claro es que las fiestas navideñas y de fin de año solamente harán más intensa la competencia y a generar desesperación entre quienes creen que tienen el derecho y la oportunidad de participar, aunque les falten méritos.
La distribución de espacios que acordaron los partidos que irán a la elección es también motivo de análisis para planear acciones y hacer ajustes de estrategias. En estos días iremos viendo.
POR TOMÁS BRIONES
abarloventotam@gmail.com
@tomasbriones