El incremento al salario mínimo –acordado por empresarios, trabajadores y autoridades gubernamentales–, es del 20 por ciento a partir del día primero de enero de 2024.
Sin embargo, los patrones que hasta el cierre de 2023 les han pagado más del salario mínimo a sus empleados, y todavía lo hacen, no están obligados legalmente a igualar el incremento fijado.
Pero sí lo harán los tres órdenes de gobierno, según ha trascendido, al ser ésta una disposición presidencial, aunque afecte las finanzas públicas.
De ningún modo estoy en contra del aumento salarial. Pero sí me hace ruido tanta ‘bondad’ cuando al cierre de 2023 el índice inflacionario alcanza el 4.3 por ciento, disminuyendo gravemente el poder adquisitivo del peso.
El año próximo no será distinto, pues la cascada de incrementos (a los precios de productos básicos y servicios) asoma todavía más drástica. Y esto llevaría, prácticamente, a una profunda crisis y desvalorización de nuestra moneda, según se aprecia en todos los sectores.
Sobre todo, cuando los usureros (comerciales y bancarios) empezarán desde el primer minuto del 2024 a elevar el precio de alimentos y servicios, como Usted, seguramente, ya lo advierte al comparar que con 500 pesos actuales no puede adquirir la misma mercancía que compró hace un mes.
Y menos la que lograba hace cinco años, previo a la tan mentada 4T que ha generado más incertidumbre económica, con el rollo de ‘primero los pobres’.
A lo largo de esta administración presidencial –que inició el día uno de diciembre de 2018–, el salario mínimo ha sido incrementado cinco veces.
1) 2019: 16 por ciento;
2) 2020: 20 %;
3) 2021: 15 por ciento;
4) 2022: 22 %; y
5) 2023: 20 por ciento.
En el 2024 se reproducirá el aumento salarial del 20 por ciento.
Pero también, en un lustro, ha aumentado el número de pobres –según estadísticas del Instituto Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, más conocido como Coneval–, pese a los apoyos sociales del Gobierno federal.
La pérdida del poder adquisitivo (pese al incremento salarial), se prevé para el año próximo más drástica que hace cinco años.
Y seguramente, los ‘datos’ que tiene López Obrador así lo contemplan, por lo que decidió encubrir el índice inflacionario que no ha podido combatir durante su administración, con aumentos al salario mínimo.
Ciertamente, los trabajadores tienen derecho a este incremento y más.
Pero, lamentablemente, tiende a pulverizarse ante la agresiva cascada de aumentos a los productos de la canasta básica y más.
Para muestra les comparto algunas apreciaciones entre los precios del 2018 y los que se registran al cierre del 2023, sólo en productos básicos:
+ La tapa de huevo, de 40 pesos, ahora cuesta 89.
+ El litro de aceite, de 35 pesos, tiene un precio de 65.
+ Un kilo de bistec, se compraba en 90 pesos, pero, ahora, cuesta casi 200.
+ La papa, el tomate, el chile serrano, el jitomate y la cebolla están por las nubes.
+ El pan bolillo y la tortilla alcanzan precios desorbitantes, siendo estos productos (casi) de primera necesidad.}
+ Igual que el azúcar, la sal, el café.
+ El gas sigue al alza, por litros o kilogramos.
En cuanto a la fruta, ahora representa un lujo consumirla, siendo que a lo largo y ancho del país se producen diversas especies, que por ‘intereses’ de los acopiadores y especuladores de mercado, sólo se mueven cuando a ellos les interesa.
En noviembre del año anterior, el Índice de Precios al Consumo (IPC) fue de 7.8 por ciento, mientras la inflación, un mes después, se ubicó en el 8.51 %, impactando en el precio de los productos de la canasta básica.
Lo peor del caso, según expertos, es que el próximo año también habrá más desempleo, según estima el economista Manuel Díaz, quien es presidente del Instituto de Asesoría en Finanzas Internacionales.
Al respecto, ha dicho “Para este 2024 se espera una mayor inflación, mientras que el poco empleo que se llegue a generar será de mala calidad (explotado y sin prestaciones, ni seguridad social), ante lo cual ni el aumento al salario mínimo, ni la política de subsidios de la 4T ayudarán a reducir la pobreza.
“Todo va a seguir subiendo de precio (incluidos petróleo, mercancías, alimentos, servicios) y va a ser muy difícil que México lo pueda sortear. Las autoridades aseguran que la inflación va a ir a la baja y que van a trabajar para evitar que siga subiendo e incluso disminuya. No creemos que esto sea posible, al contrario, va a seguir subiendo y puede llegar a niveles importantes de dos dígitos. Dependerá mucho de las acciones que tome el gobierno para controlarla”.
¡Vaya, panorama!
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA
Correo: jusam_gg@hotmail.com