Armas, drogas, hidrocarburos y personas migrantes son objeto de una industria ilegal que desde hace décadas ha convertido a la frontera de Tamaulipas con Texas en una de las más tensas del mundo.
De Estados Unidos a México, cruza de manera ilegal armamento que nutre a los grupos criminales para incrementar su poder de fuerza; y en los últimos años se ha consolidado el negocio del combustible ilegal que también pasa de norte a sur, dejando ganancias millonarias.
Mientras de sur a norte, se mantiene el cruce de drogas -cocaína, mariguana, aunque recientemente la autoridad norteamericana ha puesto la vista sobre el fentanilo-, y el tráfico de personas, acaso el negocio más lucrativo de las bandas delictivas, que pelean el territorio fronterizo, precisamente para acaparar estas actividades ilegales.
En buena medida, la disputa por estos negocios explican la violencia que perdura en esa región.
De acuerdo con la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas, en la entidad operan básicamente tres grandes grupos criminales, que a su vez se dividen diferentes facciones que suelen enfrentarse entre sí.
Y aunque en algunos momentos alguno de estos grupos hacen alianza con otro foráneo, no se considera importante la presencia de dichas asociaciones criminales de otras entidades en Tamaulipas.
Las operaciones criminales de dichos grupos incluyen delitos como tráfico de migrantes (probablemente el principal), secuestro, tráfico de hidrocarburo, tráfico de drogas, cobro de piso, entre otros En el caso del tráfico de migrantes, uno de los negocios ilícitos más redituables para los criminales, el destino principal es Estados Unidos, siendo principalmente personas de origen centroamericano y sudamericano los que buscan llegar al vecino país, pero deben pagar a grupos criminales por cruzar tierras tamaulipecas.
Aunque también las condiciones de guerra y persecución política han traído hasta este continente a personas de China, Bielorrusia o la India, quienes tienen como destino final alguna ciudad de los Estados Unidos.
Sin embargo, Estados Unidos ha buscado desde hace muchos años cerrar sus fronteras al paso irregular de personas, por lo que, desde la década de los 90s y durante varios gobiernos, se ha instalado “infraestructura táctica fronteriza”.
Así se le denomina en un informe del Servicio de Investigación del Congreso a la infraestructura que se ha colocado a lo largo de buena parte de la frontera entre ambos países y que incluye vallas, alambrado, carreteras de vigilancia, puestos de vigilancia, entre otros.
Incluso hay vallas que se adentran 100 metros en el océano Pacífico, autorizadas en 1996 por el entonces Servicio de inmigración y Naturalización a través de un acta para separar las áreas urbanas de san Diego en los Estados Unidos y Tijuana en México.
Más recientemente, se instaló una barrera marina, se trata de boyas de casi un metro de diámetro revestidas de púas, como parte de la operación “Lone Star” del gobernador de Texas Greg Abbott, para tratar de inhibir el cruce entre Piedras Negras e Eagle Pass.
Con todo esto, el Gobierno de Estados Unidos busca impedir “actividad ilícita” a través de la frontera, sin embargo, los grupos delincuenciales siempre están buscando nuevas formas de mantener y diversificar sus operaciones criminales.
Incluso, han puesto la mira en otros países y continentes, como lo puesto en evidencia el año pasado, cuando personal de la Secretaría de Marina informó sus resultados de aseguramientos de drogas y percusores químicos en sus operaciones marítimas, aéreas y terrestres, destacando uno que tenía como destino Francia.
Se trató de un cargamento de 35 toneladas de carbón de origen natural que estaba etiquetado para ser trasladado al país de Francia, sin embargo, al llevar a cabo la revisión del mismo, se constató que estaba contaminado con cocaína por lo que fue aplastado con maquinaria pesada para después incinerarlo.
De acuerdo con reportes de la dependencia de seguridad, los cárteles utilizan el carbón de antracita, utilizado como combustible sólido en diversas industrias, para tratar de ocultar el color de la cocaína, utilizando además algunos elementos químicos que enmascaran y dificultan la forma de detectar alcaloides y otras drogas.
Otras formas de ocultar drogas y que han sido descubiertas por las autoridades son en barras de jabón, cascos de motocicletas, bolsas de pescados, guitarras eléctricas, además de cristales y granulado. Metanfetamina y clorhidrato de ketamina ocultos en esas diferentes formas, tenían como destinos países como Nueva Zelanda, Australia y Países Bajos, mientras otro cargamento asegurado en el puerto de Manzanillo, Colima de más de ocho toneladas de metanfetamina, estaba oculto en 11,520 botellas de tequila.
Son precisamente las aduanas, estos “pasos legales” por donde los criminales hacen ese intercambio ilícito de mercancías (mercado negro) dinero que se cambia por armas, drogas, hidrocarburos e incluso personas llega a cruzar, tal vez con la complacencia de las autoridades, pues de otra manera no podría explicarse. Uno de los casos más importantes en los últimos años y que se mantuvo en secrecía por el Gobierno Federal, ocurrió precisamente en Tamaulipas entre abril y julio del 2021 en la aduana ferroviaria de Nuevo Laredo, por donde entra el 75 por ciento del comercio con los Estados Unidos.
En cuatro días, las autoridades lograron asegurar 500 carros tanque que transportaban combustible desde los Estados Unidos, sin acreditar su procedencia legal, se trató de uno de los operativos más importantes de su tipo.
Y es que algunos de estos contenedores llevaban ya en ese lugar ente dos o tres meses varados en los ocho carriles de entrada al país, provocando problemas a las empresas que buscaban introducir sus cargamentos por esa vía.
Aunque la Secretaría de la Defensa Nacional desde el 2020 tenía a su cargo ese punto de control, las autoridades aduanales de Nuevo Laredo no les habían dado a conocer la situación, que incluía la vigilancia de parte de criminales de día y noche de los carros tanque.
Las denuncias llegaron al gobierno federal, ya que, además, las altas temperaturas, transformaban el lugar en una bomba de tiempo, por lo que la situación se consideró de seguridad nacional.
En el operativo participó la Secretaría de Hacienda, Sedena, Pemex y de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA); los funcionarios fueron trasladados bajo un operativo de alta seguridad, pues en todo momento hubo amenazas del grupo criminal que opera en la zona.
En el lugar encontraron 880 carros tanques que no contaban con suficiente documentación y que no habían sido desalojados a la espera de que se les tramitaran los papeles para su ingreso a México.
De estos, poco más de 550 eran de gasolinas que se buscaba importar como otro hidrocarburo y al revisar visualmente las pipas, algunos de estos combustibles estaban en evidente ebullición.
El equipo de Pemex con un laboratorio móvil verificó y confirmó que los 550 carros tanque transportaban gasolina de contrabando, siendo enviado de manera inmediata a diferentes lugares para su almacenamiento.
De acuerdo con las leyes, en las importaciones de. Hidrocarburos que no se acrediten la propiedad o se mienta respecto de lo que realmente se trata, el Gobierno está facultado para embargarlos de manera inmediata.
Sobre el caso, el Secretario de la Defensa Nacional, General Luis Crescencio Sandoval dio a conocer en la conferencia mañanera del 21 de julio del 2021 de manera general los decomisos del 21 de junio al 21 de julio.
Señaló que se recuperaron 10 millones 299,786 litros de combustible y se aseguraron 799 vehículos, 803 tomas clandestinas selladas, 385 detenidos y 15 predios asegurados. Apuntando que las entidades con mayor incidencia fueron Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Puebla y Tamaulipas.
POR PERLA RESÉNDEZ