Se ve desde lejos: la alianza PAN-PRI-PRD busca instalar la narrativa de una elección en riesgo, una jornada electoral amenazada por la violencia, para buscar la anulación.
Es una calca del esquema que plantearon en el 2022 en Tamaulipas, cuando desde días antes, desataron una ola de rumores y fake news primero para desincentivar la participación ciudadana, pero sobre todo para luego recurrir a los tribunales.
Desde luego, como en aquella ocasión, esta tendencia revela que el PAN se sabe con muy pocas posibilidades de ganar en las urnas.
Por eso, desde hoy hacen circular una lista de distritos que, según su percepción y sin mayores indicadores oficiales, representan un riesgo para los votantes.
Sobra decir que en el país hay zonas con altos niveles de violencia, y que en algunas regiones del estado se han registrado rachas negativas de inseguridad.
Pero a este comentario hay que agregar que a pesar de ello, las últimas elecciones en Tamaulipas se han realizado sin mayores incidentes.
Incluida la del 2022, en la que Acción Nacional perdió la gubernatura, lo que derivó en un proceso postelectoral que terminó hasta que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le dio la razón al IETAM, al Tribunal Electoral de Tamaulipas y a la Sala Regional, que coincidieron que no había elemento alguno para siquiera discutir la posible anulación de la elección.
La dirigencia estatal del PAN ayer presentó un supuesto mapa de seguridad en el que pintaron de rojo el 10% de las secciones electorales locales, sin mayores explicaciones del método para medir los niveles de riesgo.
Este plan ya está bien identificado en los cuarteles morenistas donde conocen bien la estrategia, que incluye la presión sobre el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que será el encargado final de validar la elección.
Por eso en el discurso de Claudia Sheinbaum y de los candidatos morenistas se ha incluido en los últimos días, un llamado para salir masivamente a votar el 2 de junio.
Saben bien que para derrumbar cualquier posibilidad de nulidad, la mejor herramienta es una ventaja considerable en los votos.
Justo así ocurrió en Tamaulipas en junio del 2022.
Cuando el ahora gobernador Américo Villarreal Anaya rompió el récord de votación obtenida por un candidato en el estado, también derribó la posibilidad de que prosperara el frágil argumento del panismo, esgrimido por un ex titular del IFE contratado para encabezar su fallida batalla jurídica.
En este ambiente polarizado y enrarecido, el reto para Claudia no es solamente ganar la Presidencia -algo que el 95% de las encuestas ya dan por descontado- sino hacerlo por una diferencia que reduzca al ridículo cualquier posibilidad de pataleo.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES