¿En manos de quiénes están los partidos?, mire usted hay distintas modalidades, dependiendo de su perfil, componentes, historia y mañas.
La vida es más o menos estable para quienes controlan a trasmano instituciones reclutadoras de candidatos y eventualmente autoridades de mediano y menor rango, alcaldes, regidores, diputados. Uno que otro gobernador.
Los dueños, es decir, los franquiciarios, como DANTE DELGADO en Movimiento Ciudadano, EMILIO GONZÁLEZ en el Partido Verde y ALBERTO ANAYA en el Partido del Trabajo. Igual que alguna vez lo fue ELBA ESTHER del desaparecido PANAL.
En cada caso, el propietario del registro dirige el engendro solamente en su etapa fundacional. Ya encaminado el proyecto y con los anclajes institucionales de rigor, es costumbre nombrar una dirigencia a modo, cuyas tareas serán básicamente gerenciales. De testaferros, pues.
Función que con los naranjas desempeña la senadora jalisciense VERÓNICA DELGADILLO. Con los verdes, su equivalente sería la diputada guerrerense KAREN CASTREJÓN; mientras que en el PT dicha función la cumple un colectivo de ocho personas (puros varones, por cierto) encabezado por el propio ANAYA.
LOS MEDIANOS
Más complejo es el panorama dentro del PRI y el PAN. En Acción Nacional sus dirigentes han sido calificados como vividores del cargo operando de acuerdo a sus intereses, a espaldas de las bases.
Pero ojo con la diferencia. No son dueños, es decir, no caben en la definición de franquiciarios porque sus mandos tienen fecha de caducidad.
Ejemplo actual, por más severos que sean los cuestionamientos contra MARKO CORTÉS y su negativa a renunciar, de cualquier manera se va. Al cerrar el año, el PAN estrenará Comité Ejecutivo Nacional y hay media docena de aspirantes levantando la mano.
En el caso del tricolor, sus dirigentes fueron por largo tiempo el equivalente a un miembro no reconocido del gabinete. Es decir, parte del primer equipo, con amplio acceso al erario, bastante más allá de sus prerrogativas legales.
Eran burócratas nombrados por el Presidente y duraban el tiempo que este quería. Estaban tan uncidos a Palacio Nacional que en el año 2000, cuando pierde el PRI la primera magistratura del país, fueron incapaces de establecer por sí mismos un método claro, transparente y democrático de disputarse el cargo.
Ya sin control presidencial, el dirigente burócrata se convierte en autócrata al llegar ROBERTO MADRAZO. ¿No hay Presidente?, ergo, yo soy el Presidente. Y similar razonamiento hicieron los gobernadores del partido tricolor durante dicho periodo que va del 2000 al 2012, de FOX a CALDERÓN.
Fueron las gestiones sucesivas de DULCE SAURI, el propio MADRAZO, MARIANO PALACIOS y BEATRIZ PAREDES, cuando todavía se podían jactar de ser la principal fuerza opositora en el plano federal y controlar la mayor parte de las gubernaturas. Cuestión de recordar el pavor que le tenía CALDERÓN a la CONAGO.
DEDO MEXIQUENSE
Con el regreso de PEÑA NIETO en 2012, el aparato del partido será de nuevo una secretaría de Estado más y regresan con ello las cúpulas sometidas, burocratizadas. Los “yes-man” del presidente, que fueron varios y de muy pobre catadura:
Tan solo entre precampaña y campaña (2011-2012) PEÑA se aventó tres: HUMBERTO MOREIRA, CRISTINA DÍAZ y PEDRO JOAQUÍN COLDWELL. Y enseguida quienes lo acompañaron en el poder: CESAR CAMACHO, MANLIO FABIO BELTRONES, CAROLINA MONROY, ENRIQUE OCHOA REZA, RENÉ JUÁREZ CISNEROS y finalmente, CLAUDIA RUIZ MASSIEU.
Todos (todas) obedecieron sin chistar la voz que por entonces venía de Los Pinos. Y tan robotizados estaban que aceptaron perrunamente el que PEÑA NIETO reformara en 2017 los estatutos del PRI para abrir las puertas a un candidato presidencial disque ciudadano, sin partido, como fue JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA, quien venía de trabajar para los dos gobiernos panistas de FOX y CALDERÓN.
Aceptaron sin chistar, se sometieron, doblaron la cerviz y (una pena, pero) personeros de los tres sectores, de las más diversas corrientes y organizaciones, hicieron fila, por igual, al besamanos del ungido, bastante antes de su candidatura oficial.
Obediencia abyecta ante un candidato sin legitimidad ni militancia como MEADE KURIBREÑA al que PEÑA metió de última hora, elegido de manera específica como ofrende de sacrificio. Un perdedor designado.
Los priístas de todo el país callaron ante el atropello. Peor todavía, tuvieron que aplaudir y tragarse el sapo de una candidatura sin arraigo, un perfecto desconocido de la élite económica zedillista, compañero de ruta del panismo.
FURIA DEL CIELO
Por eso hoy, que ALITO MORENO reinstala la autocracia para ordeñar la franquicia en el tramo previo al basurero de la historia, habrá muchos que se lamenten por este último golpe de timón.
Y si el año pasado vimos llorar a MIGUEL ANGEL OSORIO y CLAUDIA RUIZ MASSIEU, hoy le toca a PANCHO LABASTIDA, MANGLIO FABIO BELTRONES, DULCE SAURI y el propio PEDRO JOAQUÍN COLDWELL, entre tantos más.
Aunque si observamos la película completa quizás entenderemos que esa clase política lastimada por el azote de ALITO está pagando ahora la indignidad mostrada durante décadas, acatando los designios y caprichos del presidente en turno.
Aceptaron ser parte del gabinete como un folclórico ministerio de elecciones, en lugar de fungir como un genuino partido político, con voluntad propia y capacidad para elegir candidaturas y dirigencias.
Un viejo profesor de historia solía decir que el caudillo bárbaro ATILA era llamado “el azote de Dios” no porque fuera enemigo del ser supremo. Más bien sería el instrumento con que la divinidad castigaba las veleidades de Roma. En este sentido, ALITO podría ser un nuevo ATILA.
POR CARLOS LÓPEZ ARRIAGA
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