Imposible que en corto plazo alguien pueda adquirir el liderazgo de AMLO en Morena, por la sencilla razón de que es producto de largas luchas por la justicia y la democracia. He ahí el riesgo de que corra la suerte del PRD y de otras organizaciones nacidas con la sana intención de proteger el interés mayoritario que a, fin de cuentas fueron pasto de ambiciones, egoísmos, arrebatos y todo lo negativo de la condición humana.
Es bueno que jóvenes como Luisa María Alcalde, tomen el mando partidista en este proceso de relevo generacional, aunque no podemos ignorar su falta de experiencia para transitar por terreno fangoso donde abundan serpientes y toda clase de venenosas alimañas. Y es que la práctica política sigue siendo sucia, detestable y con enorme carga de maldad. Y ni modo que sea invento.
La próxima dirigente se regirá por el ejemplo de AMLO, lo dudoso es que pueda hacerlo con prudencia, tolerancia y la suficiente inteligencia para contener las embestidas de quienes acuden a Morena solo para explotar la marca que prodiga garantías de sabrosa existencia y futuro sin preocupaciones económicas. Basta relacionar esta verdad con los nombres de incontables aventureros(as) cuyas historias de ninguna manera están ligadas al bienestar colectivo y, sin embargo, siguen manejando recursos públicos no siempre con la claridad exigida por la conciencia transformadora.
Seamos realistas y aceptemos la inexperiencia partidista de quien ahora mismo, como secretaria de Gobernación, no ha estado libre de cometer errores que utiliza la oposición para golpear a la 4T. Uno de los últimos tropiezos fue la tendenciosa defensa de la presunta sobre representación en el Congreso de la Unión. Tema que no le corresponde toda vez que para eso está el INE y desde luego el TEPJF. Es claro que a la joven funcionaria le gana el ímpetu de los años sin considerar consecuencias.
El asunto es que la ausencia de AMLO provocará un vacío difícil de cubrir en Morena solo con buenos deseos. En este sentido usted dirá que Luisa María tendrá el respaldo de doña Claudia y está en lo cierto, nada más que La Jefa, además de enfrentar otras preocupaciones, institucionalmente estará impedida para intervenir en asuntos de partido. Es más, está en la obligación de desligarse de Morena en el momento mismo de recibir la constancia que la acredite como Presidenta Electa. Es decir, el día quince del mes en curso.
Aunque parezca exagerado, el columnista opina que Morena deberá refundarse para adquirir el sello de la era Sheinbaum, sea guardar en la memoria la gran obra de AMLO y emprender el vuelo hacia los nuevos tiempos. Lo anterior incluye renovar dirigencias locales y estatales y hasta donde sea posible depurar los padrones de militantes y tener especial cuidado en quienes diciéndose “simpatizantes” se adueñan de privilegiados espacios. Será una tarea extraordinaria, pero es necesario erradicar los vicios y costumbres propios de cualquier organismo donde están en juego intereses personales. Ni modo de creer que el partido triunfador esté limpio de impurezas o de pecados, que no es lo mismo, pero es igual.
SUCEDE QUE
Las comapas ofrecen el mejor escenario para cazar delincuentes de cuello blanco. La decisión está tomada, que lo entiendan los que apostaron a la impunidad.
Y hasta la próxima
POR MAX ÁVILA