ISMAEL ZAMBADA, el “Mayo”, es de origen un campirano rústico, no muy distinto en escolaridad y formación, a su antiguo socio JOAQUÍN GUZMÁN, el Chapo. Instintivos, ambos.
La carta que circula ahora en medios y redes está redactada con la precisión y los términos de su abogado FRANK PÉREZ, quien por cierto ya había ofrecido la misma explicación en sus primeras entrevistas, tras difundirse la entrega de su cliente a las autoridades norteamericanas.
Lo que aporta la dichosa carta sobre su caída, en todo caso, son detalles, donde lo más llamativo es el presunto involucramiento de autoridades. La más importante, el gobernador de Sinaloa, RUBÉN ROCHA MOYA.
Fue este punto lo que molestó a LÓPEZ OBRADOR, aunque justo es señalar que (por lo pronto y en calidad de mientras) ROCHA sale airoso del episodio.
Entre otras razones porque (1) es la palabra del “Mayo” contra la suya o, para ser más precisos, (2) es la mentira que el “Chapito” le dijo al “Mayo” para tender la trampa, atraparlo y subirlo al avión.
Considerando entonces que el dicho fue empleado muy apenas como “carnada”, ROCHA MOYA no tendría por qué estar enterado. Sería contraproducente que lo supiera. Usaron su nombre, punto.
Aclarar la mecánica del plagio ayuda a desechar las numerosas hipótesis conspirativas tejidas en la víspera. Por principio, confirma que el gobierno de México nada tuvo que ver y (qué pena) fue el último en enterarse.
Sea (o no) cierto, el presunto plan orquestado por el gobierno de Estados Unidos, la simplicidad de los hechos narrados en la carta tiende a enfriar la fiebre especulativa.
Si el “Chapito” decidió entregar a un jefe delictivo tan importante es porque espera algo de las autoridades norteamericanas. Al menos habría un acuerdo básico, porque los oficiales de la DEA y el FBI ya lo estaban esperando en el pequeño aeropuerto de Santa Teresa, condado de Doña Ana, en Nuevo México.
FUE TRAICIÓN
De hecho, la carta del abogado FRANK PÉREZ viene a suplir cabalmente la ausencia de información por parte del gobierno estadounidense. Ahí está lo básico que, por lo pronto, hay que saber.
La cercanía entre ambas familias, ZAMBADA y GUZMÁN, la antigua amistad, el hecho mismo de que el “Mayo” conociera al “Chapito” desde niño, todo se conjugó para que un hombre famoso por su desconfianza cayera en la trampa.
Decía don JULIO SCHERER que los enemigos no traicionan. Son los amigos quienes aprovechan tal ventaja para lucrar con su deslealtad.
La mecánica narrada por el defensor y firmada por el propio “Mayo” resulta creíble. Faltaría saber qué propósitos ulteriores animaron al junior traidor, quien tiene al menos tres miembros de su familia del lado americano. Ahora está detenido.
Su padre JOAQUÍN GUZMÁN LOERA y su hermano OVIDIO, el “Ratón” GUZMÁN LÓPEZ, además de la segunda esposa de su padre EMMA CORONEL AISPURO, hoy libre.
Con tanta familia al norte del río Bravo, cabe pensar que el hombre le perdió el miedo a los laberintos de la justicia americana, donde también han comparecido, al menos cuatro familiares del “Mayo”.
Dos hijos, VICENTE, el “Vicentillo” ZAMBADA NIEBLA y el medio hermano de este, ISMAEL ZAMBADA IMPERIAL, también conocido como el “Mayito gordo”.
Y dos hermanos, SERAFÍN y JESÚS, el “Rey”, ZAMBADA, este último testigo protegido en los sucesivos procesos contra JOAQUÍN, el “Chapo”, GUZMÁN y GENARO GARCÍA LUNA, comparecientes ambos en la Corte del Distrito Este en Nueva York, a cargo del juez BRIAN COGAN.
INFORMANTE PELIGROSO
El riesgo real para la clase política mexicana no estriba en los pormenores de su arresto. El verdadero problema vendrá en cuanto el “Mayo” empiece a cantar.
Sabemos que, de entrada, el hombre se declaró “not guilty” (“no culpable”, inocente, pues) ante la primera autoridad donde compareció. Nada raro, eso dicen todos de entrada, como un consejo primario del abogado, en espera de que se abra un resquicio a la consabida negociación.
Mejor todavía, ya se empieza a hablar de un principio de acuerdo entre el detenido y sus carceleros. Vistas las cosas con la mayor tranquilidad posible, no le queda otra, si además recordamos que su salud observa estragos visibles de la diabetes.
Por eso el deterioro físico que muestra en los retratos tomados por la DEA tras su detención, que contrastan con aquel hombre robusto que apareció en la portada de PROCESO, en abril de 2010.
Considerando esto último, los comentaristas tienden a valorar las ventajas de ser tratado médicamente en Estados Unidos, ante una enfermedad difícil de sobrellevar en la clandestinidad mexicana. De aquí a pensar que el hombre pactó su entrega, el salto es pequeño.
Aún así, la carta que hoy conocemos nos habla de un secuestro, con maltrato, capucha y golpes, cuya narrativa se antoja sincera. Hasta el presente capítulo de esta nueva telenovela, la impresión es que fue llevado contra su voluntad.
Se dice que es un hombre muy bien informado. Sin caer jamás en prisión, conoció las sucesivas etapas del crimen organizado desde los años sesenta a la actualidad.
Por supuesto, sabe demasiado y el acuerdo que le hagan los gringos deberá ser lo suficientemente atractivo, por lo mucho que vale su testimonio. Una oferta imposible de rechazar..
POR CARLOS LÓPEZ ARRIAGA
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
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