Después de la estrepitosa derrota que sufrieron en la elección presidencial del 2 de junio, los representantes de algunos segmentos de la oposición, casos concretos los integrantes de la Marea Rosa y el Centro Cívico Nacional, tratan de reagruparse para sobrevivir.
Y no desaprovechan ocasión para mantener viva su presencia en la opinión pública.
El domingo 11 de agosto, por ejemplo, utilizando ahora el pretexto de la supuesta sobrepresentación de Morena y aliados en el congreso de la Unión, efectuaron una manifestación en las afueras de las instalaciones del INE en la capital del país porque el instituto nacional electoral les prohibió que la llevaran a cabo en la explanada interior.
Sin embargo, a diferencia de las multitudinarias marchas que realizaron durante la campaña electoral, ahora la concurrencia resultó raquítica, igual que la difusión que le dieron en general los medios de comunicación de mayor influencia del país.
Además, contra lo que seguramente esperaban los organizadores, la presencia de la excandidata presidencial, Xóchitl Gálvez, en el acto, junto con su principal promotor, el empresario y autodenominado activista social, Claudio X. González, no solamente no entusiasmaron a los asistentes, sino que algunos de ellos abuchearon a la hidalguense.
El PAN ha optado por mantenerse a distancia.
Y es que, por más embustes a las que recurren los contras de la 4T para justificar la debacle, como acusar a los guindas de narcos sin tener evidencias siquiera para anular una casilla, solo con el afán de desacreditarlos y restarles fuerza, la realidad es que de acuerdo con los resultados oficiales del INE, en los pasados comicios federales los partidos de la Cuarta Transformación ganaron 256 de los 300 distritos electorales de mayoría, casi el 85 por ciento del territorio nacional.
El que, en cambio, como estaba visto, se ha convertido en el sepulturero oficial del PRI, es el dirigente nacional, Alejandro Moreno. A pesar de tener en contra a los propios militantes, el campechano rindió su protesta para seguir al frente de lo que ha quedado de la agrupación por otros cuatro años.
Incluso se ha dado el lujo de sacar de la bancada tricolor en el senado de la República, a aquellos correligionarios que cuestionaron públicamente su reelección, como el senador Manlio Fabio Beltrones.
No obstante, a decir de la mayoría de los analistas, los días del Revolucionario Institucional están contados y todo apunta a que, si no ocurre un milagro, en las elecciones federales intermedias de 2027 o en las del 2030 a más tardar, el ex partido hegemónico de México estará en riesgo de perder el registro.
En Tamaulipas, no obstante que la ex aplanadora electoral logró menos votos que el MC y el Verde Ecologista, todavía le alcanzó para llevar al congreso del Estado a la dirigente provisional, Paloma Guillén Vicente, a Juliana Garza Rincón y Alejandra Cárdenas Castillejos, que, como Alito, podrían tener el honor de cantarle las golondrinas u organizarle los funerales al partido antes de que concluya el sexenio.
Por. José Luis Hernández Chávez
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