El 16 de abril de 1915, los villistas se apoderan de Ciudad Victoria y es nombrado gobernador de Tamaulipas, por esa facción, el general e íntimo amigo de Pancho Villa, don Máximo García. El 21 de abril, los villistas más o menos en número de 600 hombres, avanzaron decididamente sobre la plaza de Xico.
Todo ese día fue hostilizado el coronel Alderete, porque los carreristas no emprendían un ataque formal sobre las posiciones de dicha plaza, por cuyo motivo, el referido jefe se mantuvo firme en sus posiciones.
Para el día 22 de abril, los villistas únicamente se concretaba a tirotear a los puestos avanzados, por cuyo motivo, el expresado coronel Alderete, impaciente por la actitud de los carreristas, organizó una pequeña columna y se lanzó con ímpetu sobre el enemigo, logrando en pocos minutos poner en fuga a sus atacantes, mismos que huyeron por el camino de Gómez Farías.
Pero en esos momentos, otra fracción enemiga atacó a la avanzada establecida en el panteón, por cuyo motivo el jefe Alderete no continuó la persecución de los que huían.
Por lo tanto, no tuvo más que dar media vuelta para enfrentarse al enemigo, tomando el camino que conducía hacia El Cantón chino; consiguiendo también en pocos minutos rechazarlo.
NOTICIAS DE LOS ESPÍAS CARRANCISTAS
El 24 de abril de 1915, los carrancistas tuvieron noticias procedentes de Antiguo Morelos, Quintero y Magiscatzin, que en dichos lugares se estaban concentrando fuertes contingentes de tropas villistas, cedillistas y carreristas, con el fin de apoderarse de toda la línea del ferrocarril, entre el puerto de Tampico y Ciudad Victoria. Y efectivamente, para confirmar los anteriores rumores, hubo necesidad de enviar espías a los lugares antes mencionados. Por lo tanto, ese mismo día marcharon tres hombres conocedores de la región para el desempeño de tan peligrosa misión.
Pasaron algunos días, y para el 27 de abril, el general José Carrillo fue llamado al Cuartel General en Tampico, con el fin de recibir instrucciones, por cuyo motivo no tuvo más que partir a dicho destino el día 28 a las 8 de la mañana.
Entre tanto, el coronel Alderete, desde ese momento recibió el mando accidental de la brigada, quedando el mayor Adolfo Terrones Benites como segundo comandante. Ese mismo día a las seis de la tarde, se presentó el espía Benito Montalvo, procedente de Antiguo Morelos, quien informó al coronel Alderete que, en efecto, en dicho lugar se estaba concentrando un fuerte efectivo de tropas al mando del general José Rodarte, quiense estaba preparando para atacar la estación de González, sólo que no pudo averiguar el día ni la fecha y hora del asalto.
LA VÍSPERA DEL ATAQUE A GONZÁLEZ
La noche pasó sin ninguna novedad y al otro día, 29 de abril, a las ocho de la mañana, llegó también, procedente de Magiscatzin, el espía Toribio Martínez, quien informó categóricamente que parte de las tropas al mando del coronel villista Gonzalo Rodríguez, habían ya cruzado la vía del ferrocarril por el paraje de Palo Blanco rumbo al pueblo de Aldama, porque trataban también de atacar a la estación de González, por el rumbo de la hacienda del Cojo.
Ya con estos informes, Alderete reforzó sus servicios establecidos en la hacienda de La Puerta, Casas de Alto y el camino a Magiscatzin, lugares
por los que se creía atacarían con más violencia los villistas. Serían las cuatro y media de esa mañana, Terrones Benites fue a ver a don Donaciano Muñiz, Jefe de la Estación, para conocer las novedades que hasta esos momentos tenía, encontrándose con la noticia de que en esos momentos acababan de interrumpir los carreristas las líneas telegráficas y telefónicas rumbo al Sur.
INICIA EL ATAQUE
Para las seis y nueve minutos de la mañana, del 1 de mayo de 1915, los villistas rompieron el fuego por el rumbo del camino de la hacienda del Cojo, atacando a la avanzada de Casas de Alto, de donde fueron rechazados inmediatamente con energía, después de 10 minutos de tiroteo; posteriormente se escuchó ruido de fusilería por el rumbo del camino a Magiscatzin, de donde también fueron rechazados los cedillistas con suma facilidad, sufriendo fuertes pérdidas, puesto que atacaban por entre los barbechos, además de que las alambradas les impedían un avance rápido.
Sin embargo, luego hubo un momento de tregua por parte de los villistas, para preparar nuevamente un asalto por el rumbo del camino de Santa Fe, lugar por el que atacó el grueso de la columna; pero allí los carrancistas los recibieron con ráfagas de fusil y ametralladora, y para las ocho de la mañana también fueron rechazados los carreristas.
Para las 10 de la mañana, protegidos por el terraplén de la vía del ferrocarril, los carrancistas avanzaron unos 400 metros sin ser descubiertos, y una vez en posición favorable, abrieron fuego sobre las tropas de Rodarte, sorprendiéndolos de tal forma que no tuvieron más remedio que emprender la retirada hasta la hacienda del Cojo, lugar donde las tropas convencionistas trataron de hacerse fuertes; pero ya Florentino Alderete les había ejecutado un movimiento envolvente, por lo que con relativa facilidad los desalojó, emprendiendo una huida a carrera abierta por el camino que conducía hacia Aldama.
En el campo de batalla los villistas dejaron 27 muertos, 19 heridos y 31 prisioneros que no lograron montar en sus caballos, más 49 caballos en buen estado, mismos que fueron dados a la infantería.
A las doce del día del 1 de mayo de 1915, se volvió a dar otro choque en los montes aledaños a estación González, causándole a los villistas 13 muertos más, así como 23 prisioneros y 32 caballo más.
LOS VILLISTAS SEGUÍAN INSISTIENDO
Para ese momento, sólo quedaba abierto el frente por los rumbos de Magiscatzin, donde todavía las tropas al mando del general José Rodarte les estaban dando quehacer.
En consecuencia, con 230 hombres, los carrancistas se lanzaron sobre el enemigo como a eso de las dos de la tarde, pero al llegar a donde se suponía que estaban, estos ya habían emprendido la huida con rumbo a Quintero.
En sus memorias, Adolfo Terrones Benites recordaría que casi toda esa noche, se estuvieron escuchando hasta González los estampidos de la artillería en el Ébano, lugar en que se peleaba diariamente desde hacía más de dos meses.
Así pasaron los días y los villistas de la huasteca tamaulipeca nunca dieron señales de vida, mientras tanto, los carrancistas no cesaban sus constantes exploraciones hasta las márgenes del río Tamesí, rumbo al Sur, y hacia el Norte hasta el poblado de Aldama.
Todo esto cambio, pues el 14 de mayo los carrancistas acantonados en estación Manuel recibieron la noticia que los cedillistas y carreristas habían ocupado finalmente la estación de González, y que dichas fuerzas pertenecían al general José Rodarte en número de 800 hombres de infantería y caballería. Como respuesta a estos hechos, el coronel Alderete, quien estaba en la estación de Chocoy, recibió instrucciones para que avanzara sobre la referida estación de González.
Otra parte del ejercito carrancista durmió en Manuel, avanzando sobre González a eso de las ocho de la mañana del día 15 de mayo de 1915.
El combate se dio en las orillas y duró menos de media hora, porque luego la gente de Rodarte se empezó concentrar en la estación para hacerse fuertes entre las casas, las oficinas y las bodegas de los ferrocarriles.
Al aproximarse los trenes carrancistas el general Rodarte ordenó redoblar esfuerzos para atacar en conjunto, pero fueron recibidos con nutrido fuego de fusilería y de ametralladoras; mientras el mayor Terrones Benítez por el rumbo del Oriente y atravesando los barbechos frente a las casas de la estación, emplazó la única ametralladora que tenían y protegido por uno de los afluentes del Arroyo Seco, logó levantar las líneas de fuego carreristas cuyos hombres huyeron rápidamente, para concentrarse sobre el camino que conducía a Magizcatzin.
POR MARVIN OSIRIS HUERTA MÁRQUEZ