El regreso a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, con al menos 276 votos del colegio electoral, ha generado que las tres ramas del gobierno estén bajo control republicano, lo que está generando preocupación en diversos sectores, así como dentro de muchos ciudadanos que viven en ese país.
Esta composición política podría sign∫ificar una alineación de poder que permitiría a Trump implementar sus políticas sin mucha resistencia, especialmente en temas de comercio, migración y seguridad fronteriza.
Para muchos estadounidenses, especialmente en comunidades fronterizas y entre jóvenes, el triunfo de Trump se percibe como una amenaza a derechos sociales y programas de apoyo. Desde la opinión de representantes de estas comunidades, el triunfo de los republicanos en las elecciones federales afectaría a grupos vulnerables y a generaciones jóvenes. Por ejemplo, de acuerdo con Helen Loera —estudiante y habitante del país vecino del norte— la situación actual encaminaría a un ambiente hostil, donde el desarrollo de diversas políticas y programas pondrían en riesgo al sector educativo, puesto que muchos alumnos al igual que ella sufrirían afectaciones relacionadas con protección a la salud y asistencia económica.
Y, parece que la preocupación se apodera de diversos grupos de la población — en opinión de Beatriz Orozco— quién ha vivido la consecución de diversos presidentes menciona que el escenario actual está generando mucha preocupación, puesto que la clase media del país sería de las más afectadas por las programas y política que se han propuesto durante campaña.
Esto demuestra que existe una preocupación real por el impacto de sus políticas en sectores como la educación y la salud, donde posibles recortes de fondos podrían reducir el acceso a becas, programas de ayuda para estudiantes y servicios de salud para quienes dependen de subsidios. La comunidad educativa también teme una disminución en el apoyo a la educación pública, lo que podría afectar a familias de clase media y baja.
En materia comercial, las cosas parecen no tener un mejor escenario, ya que las declaraciones del presidente reelecto muestran una postura endurecida y una estrategia de presión para el gobierno mexicano. Esta situación implica un desafío directo para nuestro país. Aunque, la presidente mexicana, Claudia Sheinbaum, ha intentado transmitir calma y enfatizar la disposición para dialogar, pero el temor a medidas unilaterales de la Casa Blanca es palpable.
La victoria de Trump ha generado gran preocupación en México y en Estados Unidos debido a las posibles políticas que puedan impactar a comunidades vulnerables, como inmigrantes, trabajadores y sectores marginados. En México, existe temor por las políticas de migración, comercio y combate al narcotráfico, áreas donde Trump ha prometido ser más agresivo. Esto podría traducirse en tarifas arancelarias y presión para endurecer las políticas migratorias, lo que afectaría la economía y la relación bilateral.
Dado este panorama, México tendrá que adoptar estrategias para manejar la agenda de Trump y proteger sus propios intereses. Con la revisión obligatoria del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026, México deberá asegurarse de que su equipo de negociación cuente con la capacidad y autoridad para manejar las controversias pendientes y defender los intereses comerciales del país. También, ante el endurecimiento de EE.UU. hacia China, México podría aprovechar el deseo estadounidense de reducir su dependencia asiática, atrayendo inversiones en sectores clave como el automotriz, el electrónico y los metales. Finalmente, fortalecer una política industrial que mejore el comercio exterior y fomente la colaboración en áreas como la innovación, el capital humano y la sostenibilidad será crucial para mantener una relación equilibrada y constructiva con EE.UU. en los próximos años.
POR ANGÉLICA GONZÁLEZ