Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hombres tienen un índice de suicidio tres veces mayor que las mujeres, son las normas de masculinidad rígidas combinadas con la exposición a la violencia, las que los desalientan para que pidan ayuda, agravando la situación.
En el marco del día internacional de los hombres, conmemorado el día de ayer, cabe reflexionar sobre las problemáticas que los aquejan en razón de su género.
Los hombres tienen una menor esperanza de vida, 4.4 años menos que las mujeres, según estadísticas globales de la OMS en 2016; así como una mayor carga de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) que las mujeres.
Estas diferencias se deben en gran medida a factores relacionados con el género masculino, como las normas sociales que determinan que los hombres estén más expuestos al tabaco y bebidas alcohólicas, lo que a su vez genera tasas de AVAD tres veces superiores en los hombres que en las mujeres.
Aunado a lo anterior, en ocasiones, los horarios de apertura de los centros de salud no son compatibles con los horarios laborales de los hombres, por lo que sus posibilidades de tener menos acceso a servicios médicos como las pruebas y tratamiento de la infección por el VIH, disminuyen.
La masculinidad hegemónica que exige a los hombres contar con empleos “aceptables”, con una remuneración mayor, también los presiona para que acepten laborar en condiciones riesgosas, como en empleos de conductor de autobús, camión o taxi, lo que aumentan la exposición de los hombres a los accidentes de tránsito.
La violencia de género no es exclusiva contra las mujeres; también afecta a los hombres; en ambos casos sus agresores son las mujeres y hombres que defienden los estereotipos y roles de género tradicionales, es decir, mujeres y hombres “machistas”. Ellas y ellos son quienes fomentan la cultura patriarcal que violenta a los hombres en razón de su género.
Hablar de hombres como víctimas de violencia de género no es minimizar la gravedad de la violencia contra las mujeres, sino reconocer que las dinámicas de poder y violencia machista tienen múltiples facetas que también afectan a los hombres y que requieren atención integral.
¿Usted qué opina?
POR NOHEMI ARGÜELLO SOSA