“Mejor no me ayudes compadre”
-Dicho popular-
Apenas han transcurrido 60 días desde el inicio del mandato de la Presidenta Claudia Sheinbaum y no cede el deseo protagónico de la oposición partidista de la derecha y de sus voceros en medios y redes sociales tratando de ocupar un lugar central en todos los frentes del debate nacional.
El proceso legislativo para la aprobación de la reforma judicial es un ejemplo de ello, se han empeñado en demostrar que el nuevo Poder Judicial y la elección por voto popular de jueces magistrados y ministros traerá consecuencias negativas en las relaciones comerciales y el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
Aplauden como si se tratara de un triunfo la intervención impropia sobre el Poder Judicial del Embajador Ken Salazar y cada anuncio negativo de las calificadoras de riesgo o cualquier otra agencia extranjera que modifica a la baja sus pronósticos sobre México.
Felipe Calderón y la Democracia Cristiana Internacional a cuyas reuniones asiste con asiduidad, se unen rápidamente al coro de la reprobación hablando de la crisis de la democracia en México o de plano de la imposición de una dictadura y un gobierno autoritario
Ante todos esos desplantes y descalificaciones de la derecha la Presidenta Sheinbaum ha mantenido una presencia serena para explicar todos los días lo que está sucediendo y ofrecer reiteradamente a los juzgadores el respeto absoluto a sus derechos como trabajadores del Poder Judicial de la Federación.
Hace una semana el Presidente Electo de los Estados Unidos Donald Trump amenazó con imponer aranceles del 25% a todos los productos mexicanos si no se detiene el flujo de migrantes ilegales y el trafico de fentanilo hacia ese país.
En respuesta la Presidenta de México envió de inmediato una carta al Presidente Trump en tono serio y respetuoso describiendo detalladamente las acciones que su gobierno ha tomado para manejar y reducir el flujo migratorio y el trafico de fentanilo hacia los Estados Unidos.
En la misma forma dos días después la Presidenta tuvo una comunicación telefónica con el Presidente Trump y conversaron sobre esos mismos temas y acordaron mantener una buena relación entre los gobiernos de Estados Unidos y México.
Por eso resulta enojoso que los representantes de la derecha en el Poder Legislativo demanden al Gobierno de la República que tome muy en serio las amenazas de los colaboradores del presidente electo de los Estados Unidos Donald Trump sobre invadir con sus tropas a México para frenar el flujo de fentanilo hacia su país.
Resulta por lo menos cínico que desde el Movimiento Ciudadano Juan Zavala el sobrino de Felipe Calderón sea el que pida al gobierno mexicano que considere a Trump más peligroso que hace unos años porque tiene más experiencia y capacidad para utilizar las fuerzas armadas para solucionar el problema del fentanilo.
La coordinadora del PAN Noemí Luna con la mayor desfachatez dijo que aunque su partido coincide con la petición de Trump de combatir la inseguridad y el crimen organizado de México, bajo ninguna circunstancia estarán de acuerdo con la injerencia de Estados Unidos. Probablemente ella no ha escuchado a Marko Cortés exigir con gritos destemplados que se tipifique al narcotráfico como como terrorismo para que los norteamericanos puedan intervenir directamente en territorio mexicano.
Quizá todos ellos añoran esos días en que se sentían protegidos por los agentes de la DEA, el ICE y la CIA que paseaban libremente por México con la autorización de Calderon Presidente y García Luna, narco y policía al mismo tiempo, pero también es pertinente que recuerden que las estrategias fallidas tuvieron consecuencias negativas como el contrabando permitido de armas del Operativo Rápido y Furioso que causó la muerte de mexicanos e incluso de agentes norteamericanos. Necesitan sentir más respeto por los demás en lugar de ese cinismo sin fin.
POR POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ