TAMAULIPAS, MÉXICO.- A 4 años 8 meses y 28 días de la pandemia por COVID-19 que inició un 16 de marzo de 2020 en Tamaulipas con el decreto de aislamiento total y el cierre de escuelas, aún se perciben los estragos en múltiples rubros. Uno de ellos es la educación, donde la matrícula tanto en el sector público como en el privado no se ha recuperado en la entidad.
Un análisis de los datos públicos que tiene el Sistema Integral de Información Educativa (SIIE) de la Secretaría de Educación en Tamaulipas (SET), señala que en el ciclo escolar 2018-2019, antes de la pandemia, la matrícula escolar total era de 1 millón 17 mil 107 alumnos, había 53 mil 671 docentes y 6 mil 690 grupos.
Para el siguiente ciclo escolar 2019-2020 en el que surge la pandemia, la matrícula era un poco más alta, 1 millón 23 mil 98 alumnos, la cantidad de maestros también había crecido y había 54 mil 279 atendiendo a los estudiantes en 6 mil 401 escuelas.
Al decretarse en 2022 el aislamiento social, para el ciclo escolar 2020-2021, los padres de decenas de alumnos no los inscribieron en la escuela, las clases a distancia no eran de su agrado y optaron por mantener a sus hijos en casa.
Este año lectivo tuvo una matrícula de apenas 884 mil 470 estudiantes, que fueron atendidos en el nuevo modelo de clases en línea, la mayoría de las 6 mil 447 escuelas permanecían cerradas, solo abrían algunas privadas, ya que desde el aula los maestros daban las clases a través de las herramientas tecnológicas que fueron instaladas para luchar por mantener la matricula.
Sin embargo el año más crítico para el sistema educativo por la baja de inscripciones fue el ciclo escolar 2021-2022, ya que en ese período apenas hubo 967 mil 803 alumnos, 53 mil 163 maestros seguían con sus clases a distancia y a mediados del período escolar fueron retomadas las clases presenciales.
La recuperación de alumnos inició en el 2022- 2023, logrando la autoridad educativa matricular a 974 mil estudiantes, que ya en las 6 mil 535 escuelas abiertas al 100 por ciento eran atendidos por 53 mil 448 maestros y maestras.
En el actual ciclo escolar la matrícula es de 1 millón 3 mil 625 alumnos, comparado con la matrícula de 1 millón 23 mil 98 alumnos en el ciclo 19-20, aún falta encontrar a 19 mil 473 estudiantes.
PERDIÓ LA EDUCACIÓN PRIVADA
El SIIE también establece que las escuelas que ofrecen educación privada en Tamaulipas, también perdieron con la pandemia porque aun ni recuperan la matrícula que tenían de 188,448 alumnos en el ciclo 2019-2020.
En el siguiente ciclo, el 2020-2021, ya en plena pandemia la matrícula bajó a 168,363 alumnos; mientras que al siguiente periodo escolar 2021- 2022, hubo otro retroceso, logrando apenas una
inscripción de 163,214 estudiantes.
Al levantarse la instrucción de aislamiento social y el regreso a clases presenciales la matrícula se elevó a 182,111 alumnos, actualmente en el ciclo escolar 2023-2024, la matrícula en escuelas privadas registró un incremento al llegar a 186,874 estudiantes.
Pese a esa captación de alumnos, la cifra no iguala el máximo que se tuvo en 2019-2020 de 188,444 alumnos, aun les falta por captar a 1,570 alumnos.
En 2018-2019 la educación pública atendía a 832 mil 252 alumnos, y la privada a 184 mil 855, mientras que en el año de la pandemia; 29-20 la pública cubría las necesidades educativas de 834
mil estudiantes y la privada la de 188 mil 448.
Para el 20-21, con las escuelas cerradas, la educación pública atendía a 819 mil 087 estudiantes y la privada a 168 mil 383; para el 21-22la escuela pública atendía a 804 mil alumnos y la privada a 163 mil 214. En los dos últimos ciclos escolares, ya con algo de recuperación, el sistema de educación que ofrece el estado atendió en 2022-2023 a 797 mil 098 alumnos y el privad a 182 mil 111, en el actual, que es el 23-24, la SET da servicio educativo a 816 mil 761 alumnos y la iniciativa privada a 186 mil 864.
NO SABEN LEER NI ESCRIBIR
El gobierno de Tamaulipas firmó un convenio para impulsar la educación, porque la pandemia trajo como problema deficiencias en la educación de los alumnos de nivel básico.
Salieron de primaria sin el reforzamiento necesario de lecto-escritura, los niños llegaron a secundaria prácticamente sin saber leer ni escribir, así lo dejaba de manifiesto evaluaciones nacionales que establecen que más del 50 por ciento de las niñas y niños no tienen las habilidades y competencias de lectura y escritura, para ser considerados completamente alfabetizados.
Es el rezago educativo que dejó la pandemia del COVID-19, en donde la realidad es similar para otras evaluaciones diagnósticas en el apartado de las matemáticas y de las habilidades socioemocionales, ocasionando una crisis mundial en materia educativa, a la que no ha escapado Tamaulipas.
Problema que se busca reducir y en su momento erradicar por lo que se refuerzan estas áreas de conocimiento en niños de primero a tercer grado de primaria en todos los planteles educativos.
“Se busca que al llegar al tercer grado de educación primaria ya cuenten con las competencias básicas en tres áreas fundamentales del conocimiento; lenguaje, matemáticas y habilidades socioemocionales”, dijo la Secretaria de Educación, Lucía Aimé Castillo Pastor. Debido a que han pasado dos años del aislamiento, se estima que en unos 4 años más se pueda abatir el rezago en los niveles educativos, se estima que en Tamaulipas se debe nivelar el 1.8 años que se tiene de deficiencia.
Para la SET, una de las prioridades es atender los problemas socio-emocionales de docentes y alumnos que se vieron afectados por la pandemia de COVID-19, trabajo en el que lograron avances
significativos, con el centro de atención a los maestros y el apoyo de salud para los estudiantes.
El aprendizaje de las matemáticas en educación primaria enfrenta un panorama preocupante.
Las dificultades que presentan los estudiantes han encendido las alarmas entre los docentes, quienes, ante la complejidad de esta asignatura, han comenzado a desarrollar sus propios programas y materiales didácticos para reforzar el proceso educativo.
La falta de dominio en esta materia afecta el rendimiento académico general y limita el desarrollo de habilidades esenciales para la vida cotidiana.
POR. NORA ALICIA HERNÁNDEZ HERRERA
EXPRESO-LA RAZÓN