El reciente proceso de inscripción para la renovación del Poder Judicial en Tamaulipas, ha sorprendido a muchos que pensaban que sería más complejo de lo esperado.
Hasta esta semana, la cuenta iba en más de dos mil los aspirantes registrados en todo el estado, lo que demuestra el interés ciudadano en ser parte de este ejercicio democrático y de transformación institucional.
El Comité de Evaluación, encabezado por representantes de los tres poderes del estado, destaca que este proceso es marcado por su transparencia y su significado en el ámbito político y social.
José Ives Soberón Tijerina, quien es integrante del Comité de Evaluación del Poder Ejecutivo y hace unos años fue un prominente funcionario del aparato de seguridad en el gobierno tamaulipeco, ha dicho que la cantidad de aspirantes registrados refleja un ejercicio de coordinación pocas veces visto en la entidad.
El conteo incluye a 694 interesados registrados bajo el ámbito ejecutivo, 674 en el Legislativo y 709 en el judicial, siendo un total de 2 mil 077 postulantes, lo cual evidencia no solo el interés de los profesionales del derecho por servir a Tamaulipas, sino también una oportunidad única para replantear la forma en que se conforma y opera el Poder Judicial.
Sin embargo, detrás de estas cifras impresionantes se encuentra un trasfondo político digno de análisis: Tamaulipas, un estado marcado por tensiones políticas y cuestionamientos sobre la independencia judicial en años recientes, enfrenta un momento decisivo.
Esta renovación no solo representa un cambio de nombres, sino una redefinición de las reglas del juego y un parteaguas en la historia de la entidad.
La posibilidad de seleccionar 147 cargos judiciales, entre ellos 19 magistraturas y 128 juezas y jueces, pone en el centro del debate la necesidad de un sistema judicial verdaderamente imparcial, profesional y al servicio de la ciudadanía.
El proceso, que arrancó formalmente con la revisión de los requisitos el viernes, continuará con etapas clave como las entrevistas y evaluaciones entre el 8 y el 14 de enero, para culminar con la depuración por insaculación el 22 del mismo mes.
Cada paso del procedimiento está diseñado para garantizar la objetividad, pero no se puede ignorar la sombra de la desconfianza que históricamente ha rondado los procesos de designación judicial en el país.
En este contexto, la labor de los comités evaluadores será escrutada con lupa, pues los nombres de José Ives Soberón, Ada Gabriela Díaz Sosa y Claudio Díaz Castaño, representantes de los tres poderes, no solo quedarán ligados a los resultados de este proceso, sino que serán recordados por su capacidad para blindar o no, el mecanismo frente a intereses políticos y presiones externas.
Aunque la diversidad en los comités es buena, también es cierto que las tensiones entre poderes podrían derivar en intentos de influir en las decisiones. En este escenario, la transparencia no es una opción, sino una obligación.
En este contexto, la renovación judicial ocurre en un momento político clave para Tamaulipas, pues la administración estatal actual ha buscado posicionarse como un modelo de modernización y cambio, está ante la enorme posibilidad de consolidar su objetivo.
El sistema judicial, históricamente señalado por ser un espacio de cuotas y cuates, debe transformarse en un bastión de confianza y justicia.
El mensaje detrás de este proceso es importante: Si se logra seleccionar a los mejores perfiles mediante un procedimiento claro, riguroso y alejado de intereses partidistas, Tamaulipas podría convertirse en un ejemplo nacional de cómo fortalecer las instituciones. De lo contrario, las consecuencias serán igualmente conocidas.
La renovación del Poder Judicial en Tamaulipas no es solo un cambio administrativo, es una oportunidad histórica para demostrar que las instituciones pueden responder a las necesidades de la gente y no a los intereses de unos cuantos.
UNA PAUSA ENTRE TANTO RUIDO
A partir de hoy, en que disminuyen notablemente las actividades oficiales debido al período asueto por las fiestas navideñas y de fin de año, tanto los actores políticos como los partidos también bajan el ritmo de trabajo.
Algunos, de plano, bajaron la cortina desde mediados de mes, pero otros aprovechan estas fechas para continuar con proselitismo disfrazado de eventos festivos en diversos municipios.
Esto se entiende porque aunque falta tiempo para el siguiente compromiso electoral, desde ahora es necesario adelantarse y avanzar para no quedarse a merced de quien pueda manejar mejor las estructuras territoriales o afianzar las alianzas políticas y económicas más eficaces de aquí a entonces.
Incluso es plausible que políticos y servidores públicos que tienen interés por auto promoverse realicen todo tipo de actividades, pues con ello generan interés en su trabajo sea legislativo o en alguna dependencia y también aseguran cuando menos el regreso ocasional a colonias o municipios que normalmente no vuelven a visitar después de una campaña política.
Así pues, después de todo no es malo ver en redes sociales o en los medios tradicionales a las y los personajes que diariamente ya saturan con su imagen la vida pública, pues con eso cumplen el objetivo de tener visibilidad -perfecta para los amantes del protagonismo- y a la vez, muestran de alguna manera cierta transparencia en lo que hacen.
Como decía antes, estas ultimas semanas del año son al mismo tiempo intensas en cuanto al activismo de las y los personajes que quieren seguir proyectándose, pero también genuinamente quieren llevar momentos de alegría temporal a muchas personas que lo necesitan ante las dificultades que enfrentan.
Por. Tomás Briones
abarloventotam@gmail.com