CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- En la esquina de la calle 14 y Felipe Berriozábal, justo en las afueras de una vivienda, la imaginación y el talento del grafitero Aldo Ortiz han dado vida a un mural que deslumbra con su realismo y simbolismo. La obra, una mezcla de arte urbano y tradición, rinde homenaje al mítico tlacuache, figura clave en las historias ancestrales de Mesoamérica.
El mural destaca por su impresionante detalle, donde el tlacuache se muestra cargando fuego en su cola, en alusión a la leyenda que lo vincula con el origen del fuego para los humanos. Según el mito, los antiguos dioses confiaron al tlacuache la tarea de traer el fuego desde el inframundo. El pequeño animal, valiente y astuto, robó una brasa y la ocultó en su cola, sacrificándose para entregar a la humanidad una herramienta esencial para la supervivencia.
Aldo Ortiz logra capturar no solo la esencia de este relato, sino también su vigencia cultural, al combinar el estilo urbano con elementos tradicionales. Los tonos cálidos del mural y las texturas vívidas crean una conexión inmediata con el fuego como símbolo de transformación, protección y conocimiento.
Vecinos y transeúntes han quedado maravillados por la calidad de la obra y su impacto visual. “Es un regalo para la comunidad. Cada vez que paso por aquí, me detengo a admirarlo. Nos recuerda que las leyendas también son nuestras raíces”, comentó una residente de la zona.
Este mural, ubicado en el 14 Felipe Berriozábal, no solo embellece la ciudad, sino que también invita a reflexionar sobre nuestras tradiciones y la importancia de mantenerlas vivas. Aldo Ortiz demuestra que el arte urbano puede ser un puente entre el pasado y el presente, llevando la riqueza de nuestras historias a las calles de manera magistral.
Si aún no lo has visto, no pierdas la oportunidad de visitar este impresionante tributo al tlacuache y al fuego, un verdadero ejemplo del poder transformador del arte en Ciudad Victoria.
Por Raúl López García