“La víctima debe tener el derecho de poner fin a su vida, si así lo quiere. Pero creo que sería un gran error. Por mala que la vida pueda parecer, siempre hay algo por hacerse, y tener éxito en ello. Mientras hay vida, hay esperanza” Stephen Hawking
El pasado 9 de enero, el ex Presidente uruguayo José “Pepe” Mujica, al tener desarrollado cáncer en el esófago, expresó su deseo de morir en el jardín de su casa alado de su perra Manuela, por lo que pidió que lo dejarán terminar su vida tranquilamente, dijo: “me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso”. Ante esto, el líder progresista anunció que dejará cualquier tratamiento o medicamento, aceptando su destino, la culminación de su vida en paz.
Respecto a lo anterior, si bien es cierto la medicina moderna ha aumentado la esperanza de vida para muchas personas, también lo es que, dichos avances médicos en ocasiones implican el prolongamiento de su sufrimiento y agonía. Por ello, viene el tema el polémico tema relacionado con la muerte anticipada o la aceptación de la muerte.
La Ciudad de México fue la primera entidad de la nación en aprobar la Ley de Voluntad Anticipada en enero de 2008, la cual otorga a los enfermos terminales la posibilidad de decidir si desean o no recibir tratamientos que prolonguen su vida. Esta iniciativa ha sido aprobada en 14 estados de la República, como: Coahuila, Aguascalientes, San Luis Potosí, Michoacán, Hidalgo, Guanajuato, Guerrero, Nayarit, Estado de México, Colima, Oaxaca, Yucatán y Tlaxcala.
Algunos estados reconocen que el derecho a la voluntad anticipada implica respetar el derecho de cada persona a la ortotanasia, entendida como el permitir que una persona fallezca de manera natural y digna. Esto implica evitar sufrimientos innecesarios y garantizar que la muerte llegue en el momento apropiado, sin recurrir a tratamientos o intervenciones que alarguen su vida de manera artificial en situaciones de enfermedad terminal o sufrimiento irreversible. En este contexto, la legislación no autoriza la eutanasia ni el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente.
Así como en México, existen otros países como Uruguay, país de Pepe Mujica, que cuenta con una ley de voluntades anticipadas que establece que toda persona tiene derecho a rechazar tratamientos que le prolonguen la vida o disminuyan el sufrimiento. Sin embargo en el año 2020, el senador del Partido Colorado de ese país del sur, Ope Pasquet, presentó un proyecto de ley en busca de legalizar la eutanasia, el cual aún se encuentra en proceso de aprobación, dado que ha traído innumerables controversias y opiniones contrapuestas; actualmente, continúa el debate sobre la despenalización de la eutanasia en dicha región.
Por su parte, Miguel Pastorino, doctor en Filosofía, máster en Bioética y en Dirección de Comunicación e investigador en filosofía de la religión en aquel país, publicó “La eutanasia no es lo que parece”, un libro en el que explora la cuestiones “antropológicas, éticas y pseudocientíficas” que están detrás de los argumentos a favor y en contra de legalizar la eutanasia. Asegura que el mensaje que da una ley como la de eutanasia “es que hay vidas que valen la pena y otras que no”.
Existe la confusión entre las voluntades anticipadas y la eutanasia, aunque ambas son muy parecidas y tienen como propósito liberar del sufrimiento y dolor a aquellos pacientes que se encuentran con enfermedades en etapa terminal o padecimientos que son irreversibles, ambos procesos médicamente hablando no son iguales. De acuerdo con la Comisión Nacional de Bioética de nuestro país, la eutanasia es “el acto o procedimiento, por parte de un médico, para producir la muerte de un paciente, sin dolor, y a petición de este, para terminar con su sufrimiento”. Por otro lado, la Ley Voluntad anticipada “es un procedimiento que se le permite a alguien desahuciado, suspender voluntariamente su tratamiento curativo, e inmediatamente iniciar uno para aliviar el sufrimiento“.
BBC News Magazine refiere que Mujica ha sido etiquetado como «el jefe de Estado más humilde del mundo» debido a su estilo de vida austero que claramente difiere del de la mayoría de los demás líderes mundiales y su donación de alrededor del 90 % de su salario mensual a la caridad. Si el señor decide morir dignamente, se debe respetar, está en todo su derecho y seguirá vivo como mártir y recordado eternamente.
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POR ARNOLDO HUERTA RINCÓN
Twitter: @arnhuerta