2 junio, 2025

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Vecinos borrachos y ruidosos

A pesar de estar prohibido embriagarse en la vía pública, es la costumbre de muchos victorenses celebrar sus ‘pedas’ en la banqueta

CIUDAD VICTORIA, TAM.- El portón se abrió y un hombre de alrededor de 55 años salió de la casita en pants y una playera de las chivas.

Lentamente y con los brazos cruzados se acercó a otra vivienda cercana en la acera opuesta. Ocho adultos, cinco varones y tres mujeres se divertían esa noche bebiendo cerveza en la acera con una bocina de 15 pulgadas sonando a todo volumen con corridos tumbados de Peso Pluma y Natanael Cano.

El problema era que el reloj marcaba las tres de la mañana. – Buenas noches vecinos, buenas buenas – dijo el hombre en pants – Buenas ¿Qué se le ofrece don Juan? – Oiga don Juve, ¿no sería tan amable de bajarle un poquito a la música? es que ya es muy tarde y ya queremos dormir, si no quiere no quite la música, nomas bájele un poco o si pudiera voltear la bocina hacia su casa

– ¿Y si no me da la gana? – No pues por eso le vengo a pedir con todo respeto que nos eche la mano, es que ya son las tres de la mañana – Pues yo en mi casa puedo hacer lo que me pegue la gana ¿no? si quiero me puedo amanecer… – Si, Don Juve, es verdad, pero el problema es que no está en su casa… está en la acera, además están ingiriendo bebidas alcohólicas en la vía pública – Pues si no le gusta ¡Pues cámbiese de colonia Don Juan! Aquí siempre hemos hecho lo mismo y yo estoy en mi derecho de poner la música que yo quiera y hasta que yo quiera… ¿o qué? ¿Me la viene a hacer de pedo?

Don Juan movió la cabeza en señal de desaprobación, y para evitar que el problema llegara a mayores se retiró en ese momento.

Sin embargo, al llegar a casa tomó el teléfono para reportar que un grupo de personas en su colonia se embriagaba en la vía pública y mantenía el volumen de la música demasiado alto.

La operadora tomó el reporte y le aseguró a Don Juan que una patrulla se trasladaría de inmediato a esa dirección. En realidad, no fue de inmediato: pasaron veinte minutos, treinta, cincuenta y exactamente una hora después la noche se iluminó con luces rojas y azules de las torretas de las patrullas de la Guardia Estatal.

Como siempre, al notar la presencia de los uniformados los escandalosos echaron a correr con todo y silla, pero cuatro de los ocho individuos fueron sometidos por los estatales. – Eh ¿pero porqué? ¡yo estoy en mi casa y en mi casa puedo hacer lo que yo quiera! – gritaba Don Juventino mientras le ponían las esposas – La acera o la banqueta no es su casa, señor, su casa es de la puerta hacia adentro, aquí afuera es la vía pública – le respondió el policía. – ¡De seguro ese cabrón de Juan les fue con el chisme! – vociferaba Juventino – ¡Pero vas a ver jijo de la chingada!. Escenas como ésta se dan constantemente en la capital tamaulipeca y aunque no todos los llamados son atendidos o al menos no de manera inmediata, muchas personas son remitidas al 2 Zaragoza cada semana por las mismas razones.

En esta capital es difícil encontrar información sobre las multas correspondientes, aunque sí existe un Bando De Policía y Buen Gobierno publicado 1991 y que en su Capítulo II y Artículo 5º. explica en su fracción VII que está considerado como una falta “Ingerir bebidas alcohólicas en lugares no autorizados para ello, o transitar en la vía pública en estado de embriaguez, o bajo el influjo de alguna droga y alterando el orden público” mientras que en el XIV considera que lo es “utilizar aparatos de sonido o instrumentos que produzcan ruido a nivel que cause molestias a vecinos o en la vía pública, efectuar bailes o fiestas sin la autorización correspondiente”.

Para sancionar estas conductas existe un juez calificador. En otras entidades se aplican de 25 a 36 horas de arresto o el pago de 21 a 30 veces la unidad de cuenta, que al día de hoy es de $113.14. pesos. Entonces la sanción mínima que se puede imponer es de $2375.94 pesos, y la máxima por beber en la calle es de $3,394.2. También depende de la cuestión de agravante, por ejemplo, si hay una persona ofendida o agravada por el ilícito la sanción puede crecer. Lo cierto es que las ‘pedas de banqueta’ tienen una sanción y lo más recomendable es evitar caer en esa falta y llevar la fiesta en paz con los vecinos, y que no pase lo que hasta el día de hoy entre Don Juan y Don Juve: tienen pleito casado y no se pueden ver ni en pintura. Sin embargo, el segundo sigue con sus borracheras y escándalo cada fin de semana, pero eso sí, dentro de su casa. Demasiada pata de perro por esta semana.

POR JORGE ZAMORA

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