CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- En el difícil 2020, cuando el mundo se detuvo y la incertidumbre llenó los hogares, también surgieron actos que tocaron el corazón. En pleno San Luisito, en Ciudad Victoria, el pequeño pero siempre generoso negocio Tacos Don Lupe escribió una historia que aún se recuerda con cariño: regaló tortas a quienes se quedaron sin trabajo durante la pandemia por coronavirus.
El letrero verde, pegado en su fachada, hablaba más que de comida: hablaba de empatía. “Con el deseo de apoyar a aquellas personas que durante esta pandemia por coronavirus han perdido su trabajo y se encuentran en problemas económicos”, decía con tinta negra y letras hechas a mano. No era un anuncio publicitario, era un abrazo.
Cada jueves, de 4 a 7 de la tarde, el local ofrecía tortas sin costo, sin preguntas, sin condiciones. Solo hacía falta tener hambre. Y si conocías a alguien en necesidad, también podías llevarle una.
Fue un gesto sencillo, pero profundo. En un momento donde muchos cerraron puertas, Don Lupe las abrió. Porque en tiempos de crisis, la solidaridad también puede servirse en pan con guisado.
Hoy, años después, ese acto sigue siendo un ejemplo. Porque aunque el virus cambió muchas cosas, hay cosas que ni la pandemia logró extinguir: la bondad, el barrio, el corazón.
Por Raúl López García
