8 mayo, 2025

8 mayo, 2025

La guerra fratricida

CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES

Ante el apabullante triunfo de Morena en las últimas elecciones, y la consolidación política de la 4T en Tamaulipas, la oposición entró en un proceso de achicamiento.
Ya se había dicho, en esta coyuntura, era más probable que se avivaran las tensiones internas en el oficialismo y que desde ahí surgieran posibles amenazas a la hegemonía que sostienen, a que algún otro partido creciera lo suficiente como para dar pelea en el futuro cercano.
De hecho así ha ocurrido y como era de esperarse todos los reflectores están puestos en la muy adelantada pelea entre facciones morenistas de cara a la sucesión.
No es anecdótico que la presidenta haya pedido a su partido que no caiga en el exceso de confianza.
Claudia Sheinbaum conoce bien las dinámicas políticas de movimientos como el que encabeza. Sabe de su prolijidad al sectarismo y a la confrontación, por eso la advertencia llegó a tiempo.
En Tamaulipas, donde morenistas de todas las regiones ya hacen cálculos para salir a reclamar la candidatura del 2028, harían bien en comprender el fondo del mensaje presidencial: el éxito de un partido se puede diluir mucho más rápido de lo que se imaginan si extravían el rumbo e ignoran la brújula que los trajo hasta aquí.
La guerra fratricida que en el estado ensayan algunos bandos de la 4T parece negativa, pero el incentivo es muy alto, como saben bien que en frente no hay rival, lo que buscan conseguir por ahí de diciembre del 2027 -cuando Morena elija a su candidato- es ni más ni menos que la gubernatura.
Es verdad que muchas cosas pueden pasar hasta ese momento, pero en la oposición no hay un solo proyecto que despierte las más mínimas expectativas.
El problema para la 4T en el estado, en todo caso vendría a partir del próximo sexenio cuando además entremos de lleno a la competencia por una nueva sucesión presidencial. Ya lo veremos.
Pero por lo pronto, asistimos a una reconfiguración del escenario político nacional, en la que los partidos tradicionales cada vez lucen más disminuidos, y no se ve cómo puedan revertir esa tendencia.
En Tamaulipas está a la vista de todos la debilidad del PAN y la condición vegetativa del PRI.
No son solo sus escandalosos niveles de baja aprobación que muestran todas las encuestas, sino el déficit de figuras y personajes que puedan ofrecer esperanza a quienes alguna vez confiaron en ellos.
Acción Nacional, aún bajo el yugo cabecista, ha dejado pasar tres años sin construir una sola propuesta, ni ofrecer una narrativa que siquiera haga mella en el modernismo.
El Revolucionario Institucional, desahuciado, está dedicado a conducir su defunción.
Más incertidumbre generan otras siglas.
Por ejemplo, habría que preguntarse hacia dónde va el Verde que en los hechos ya parece haber roto la alianza con Morena en Tamaulipas.
¿Dejarán la puerta abierta como guarida aquellos liderazgos que desde el interior de la 4T han bombardeado el proyecto político del gobernador?

POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES

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