2 junio, 2025

2 junio, 2025

Cuando sudas las canciones del Cihua 

CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA 

A mi no me engañan, al otro lado del fuego hay un incendio y no ha de ser un fuego amigo que digamos, el fuego de la cámara de diputados o la grilla que nace al rededor del mercado.

El fuego termina por ser creíble hasta que nos asomamos y comprendemos, todavía con ciertas dudas, que únicamente se trata de la condición climática. El sol saca vapor del pavimento con 40 grados centigrados a la sombre como anuncian los clásicos de la radio. Hace chingos de calor dice una señora en lo que se unta viento con una mano.

Está bien feo el bochorno dice otra que se mete en la plática con un abanico de la tienda de chinos, «es la antesala del infierno», no diga eso señor, usted quiere que le compremos una paleta. Ya no traigo señora, las acabe en la primera cuadra. Vine a pedir un vaso de agua. 

La gente, esa especie anónima reunida en una esquina aprovecha para hacer concha, «pónganse a jalar», oigo que uno de bicicleta les grita. Como si le importara, como si el calor no fuera suficiente para suspender clases, quedarse en la regadera toda la mañana sudando canciones del Cihua. 

Hay gente guisando huevos en el cofre de los coches, el agua hierve sola antes de llegar a la lumbre, antes queríamos ver el sol, abrimos las persianas americanas para saludarlo, le hablábamos en inglés y en mexicano : Buenos días señor Sol y sonreíamos cuando éramos felices.

Ahora es una misión imposible escapar de las altas temperaturas, ya se quejó el refri, quiere un refresco de cola, una cervatana. Los chiquillos que jugaban a las escondidas ya no salieron del agujero, las señoras sudantes buscan los 8 varos del micro, el micro no ha pasado bajo el sol espantoso. 

Habrá que tomar agua, no tanta porque nos inundamos. Nuestro cuerpo no cuenta con un depósito como los camellos, ni con un depósito de felices, con calma tómese unas chelas bien merecidas. 

La cabeza es un comal si deseas calentar tortillas, la piel expuesta al sol es enrojecida, negra, quemada en las brazas. Al principio la gente se preocupa después ya no le importa, los padres sin embargo llevan en coche a sus hijos hasta la puerta de la escuela para que no pierdan el toque europeo. Según la Secretaría de Educación las escuelas que no cuenten con las condiciones necesarias para soportar el intenso calor podrán tomar clases a la distancia. 

En Ia calle solitaria ni los canes salieron a hacer su chamba, como ladrar a los repartidores motociclistas. Sin embargo lo mismo hacen en clima frío. Aquí en la ciudad todo es extremo. La gente de divide entre quienes prefieren calor y quienes el frío. Habría los mismos con hipotermia que deshidratados con el calor que hace. 

Un tío que se amaneció pisteando, no creo que llegue este sábado con banderas desplegadas a jugar un partido. A lo mucho 5 minutos antes de arrojar el bofe y solicitar encarecidamente su cambio, por otro igual que el. Del árbitro mejor ni hablamos; dices algo y al siguiente partido te saca la roja directa, sin tocar baranda, vas a dar al bote de Modelo, porque la banda en punto de ebullición se agarró a chingazos y los expulsaron a todos para seguir pisteando. 

Entonces el sudor sale por los poros y escapa del cuerpo caliente, como puede, forma delgados arroyos, gotea por las regiones antes áridas, las manos sostienen charcos de agua, los pies resbalan por la escotilla de la barca. 

En Victoria se suda como cuando llueve, el cuerpo tiene cuadras por donde pasa el agua y baja, y sin amargo alguien baila. Los más chiquillos juegan a la pelota, al pelotazo, a las luchas, resbalan por un risco de la Horacio, entran y salen de una escuela, beben agua del grifo y nunca se acaban. 

HASTA PRONTO 

POR RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA 

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