CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORESDe todos los proyectos de infraestructura que presentó ayer el gobernador para la zona conurbada, atrajo la atención el llamado Teleférico Huasteco.
Sobre todo, por el mensaje que envía en favor de la integración real entre el sur de Tamaulipas, y el norte de Veracruz, una región históricamente olvidada por los gobiernos de ese estado.
Pero también por la magnitud que representa una obra de ese calibre para el estado.
Según lo anunciado ayer, la estructura se elevará 58 metros sobre el nivel del río Pánuco, para brindar un sistema de transporte eléctrico, sustentable e interestatal.
Cruzará de la zona centro de Tampico a la colonia Benito Juárez, en Pueblo Viejo, Veracruz.
La idea, según se ha explicado, es que se conecte de manera directa con el nuevo sistema de metrobús que también ya está en etapa de planeación y conectará a Tampico con Altamira.
El teleférico tendrá una extensión de 1.2 kilómetros y un trayecto total de nueve minutos; operará inicialmente con 15 cabinas —expansibles a 22 según la demanda— y tendrá capacidad para movilizar a casi 10 mil usuarios diarios.
La inversión estimada asciende a 643 millones de pesos y su construcción, en coordinación con el gobierno de Veracruz, se proyecta para ser concluida en un plazo de 20 meses.
La presentación del proyecto estuvo a cargo de Stefano Conde, director ejecutivo de IUSA, empresa que se encargaría de su construcción.
Esta compañía mexicana, en sociedad con Alfa, fue la encargada de diseñar y ensamblar el Mexicable, que a diario traslada más de 20 mil usuarios en el Estado de México.
La utilidad del teleférico huasteco está relacionada estrechamente con la creación del Sistema Integral de Transporte tipo BRT, que será más conocido como Metrobús y que recorrerá toda la zona conurbada de sur a norte, desde terrenos cercanos a la Isleta Pérez, hasta los límites del municipio de Altamira, en una ruta que aprovechará toda la Avenida Hidalgo, su prolongación y después la carretera Tampico-Mante.
Ahí precisamente se construirá la otra obra de gran calado en el sur del estado: el llamado Viaducto que será un segundo piso de más de 4 kilómetros de longitud en la zona que actualmente enfrenta más problemas de congestionamiento y que es ni más ni menos que el principal acceso para la zona urbana.
Esta obra, como ya se ha dicho, será concesionada a una empresa privada -Grupo Hycsa, la misma que construye la autopista Mante-Ocampo-Tula- que después podrá cobrar por su uso.
Este tipo de proyectos de infraestructura que transforman el rostro de una ciudad siempre vienen acompañados de resistencia, oposiciones e intensas discusiones y no está mal.
El reto para la autoridad es que al final, cuando estén en marcha, sea innegable su utilidad y su aportación para el desarrollo de la zona conurbada.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES