15 junio, 2025

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Carrera Torres nació en Tula

Un acta de bautismo registrada en la parroquia de Tula desmiente la versión oficial sobre el lugar de nacimiento del revolucionario tamaulipeco.

Cambiar la historia oficial no es sencillo. Sin embargo, con la digitalización de archivos históricos, muchos mitos han comenzado a romperse. Uno de ellos es el lugar de nacimiento de Alberto Carrera Torres, general revolucionario tamaulipeco.

Durante décadas, la versión aceptada fue que Carrera Torres nació el 23 de abril de 1887 en el rancho Las Atarjeas, municipio de Bustamante. Esta información aparece incluso en fuentes históricas como entrevistas y reportajes de periódicos capitalinos. En julio de 1915, el diario El Renovador publicó una entrevista a Tulio Espinosa, miembro del Estado Mayor del general, donde afirmaba que Carrera nació “en la hacienda de Atarjeas, jurisdicción de Bustamante”.

Incluso El Excélsior, en una nota de 1945, citó al propio Alberto Carrera Torres declarando que era originario de ese lugar.

Otros cronistas, como Vidal Covián Martínez en su libro Dos héroes revolucionarios, y Salvador Piña Miranda, cronista de Tula, coinciden en señalar como lugar de nacimiento el rancho El Polvo, también en Bustamante. Sin embargo, una revisión minuciosa de los archivos y documentos oficiales arroja nuevos datos que contradicen esa versión.

fe de bautismo desmiente la historia oficial

El único documento oficial ubica su nacimiento en el rancho El Sichú, Tula
La fe de bautismo de 1887 registrada en la parroquia de Tula confirma que Carrera Torres nació en territorio tulteco, y no en Bustamante como se ha sostenido durante más de un siglo.

En una búsqueda reciente, no se encontró ninguna acta de nacimiento en los libros antiguos del Registro Civil de Bustamante. La única acta disponible fue elaborada hasta 1968, por instrucción del entonces presidente municipal, 81 años después del supuesto nacimiento.

El documento presenta inconsistencias graves: afirma que Carrera nació en septiembre de 1889, pero el libro citado para respaldarla sólo contiene 76 registros, no los 145 que menciona. Además, el nombre del juez civil que aparece en esa acta tampoco coincide con el registrado oficialmente ese año.

En contraste, lo que sí existe es una fe de bautismo original emitida por la parroquia de Tula, fechada el 23 de mayo de 1887. El documento indica lo siguiente:

“Acta número 76. Alberto Torres nació en el rancho del Sichú. En la parroquia de Tula de Tamaulipas, a veintitrés de mayo de mil ochocientos ochenta y siete, el señor presbítero don Cayetano Becerra, vicario de la misma parroquia, bautizó solemnemente a un niño a quien puso por nombre Alberto, hijo natural de doña Juana Torres, originaria de la jurisdicción de Bustamante y vecina del expresado rancho. Fueron sus padrinos don Tiburcio Carrera y doña Cesaría Carrizales.”
El periodista Felipe Martínez Chávez también citó esta fe de bautismo en un reportaje de 2010, confirmando que Benito Carrera Torres, hermano del general, conocía el documento.
El rancho El Sichú, en el municipio de Tula, colindante con Atarjeas, cambió su nombre a ejido Francisco Villa en 1954. A pesar de que la familia Carrera Torres sí residió por años en Las Atarjeas, los documentos oficiales confirman que el nacimiento de Alberto ocurrió en territorio tulteco.

LAS ULTIMAS HORAS DE CARRERA TORRES

El 15 de febrero de 1917, Alberto Carrera Torres fue sometido a juicio militar en Ciudad Victoria. El Consejo de Guerra se reunió en el edificio que posteriormente albergó al Congreso del Estado. Presidió el proceso el coronel Julio de la Llata; como fiscal actuó el teniente coronel Porfirio Flores y como defensor, el también teniente coronel Agustín Aguirre Garza. Entre los vocales estaban oficiales que habían combatido al general, como el teniente coronel Tiburcio Quilantán y Faustino Torres, ambos con resentimientos personales.

Durante el juicio, que se prolongó hasta las dos de la madrugada del 16 de febrero, Carrera Torres se mostró sereno y prefirió defenderse personalmente. Fue sentenciado a muerte por el delito de traición a la causa constitucionalista. A pesar de que solicitó una revisión de la sentencia y pidió enviar telegramas a Venustiano Carranza y otros líderes constitucionalistas, la jefatura de la plaza ratificó la pena.

El general dictó cuatro mensajes a un escribiente de confianza, Esteban Núñez, quien se encargó de llevarlos a la oficina de telégrafos ubicada en la esquina de Matamoros y la calle 9. Carrera pidió clemencia en nombre de la Revolución y de los mártires Madero y Pino Suárez.
Esa misma tarde, alrededor de las 16:00 horas, fue fusilado. El pelotón fue comandado por el coronel Tiburcio Quilantán, quien personalmente le dio el tiro de gracia. La familia Legorreta recogió sus pertenencias y costeó el féretro.

El médico Cipriano Guerra Espinosa certificó su muerte y acudió al Registro Civil para levantar el acta correspondiente.

Por Marvin Huerta Márquez
Expreso – La Razón

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