CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Aunque en lo que va del año 2025 se ha registrado un incremento significativo en la superficie afectada por incendios forestales en comparación con 2024, la mayoría de estos siniestros han sido superficiales y no han causado daños graves al arbolado adulto, informó Carlos Argueta Spínola, responsable de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) en Tamaulipas.
Hasta la fecha, se han contabilizado 20 incendios forestales con una afectación aproximada de 18 mil hectáreas, principalmente en los municipios del altiplano como Casas, Tula y Nuevo Morelos.
En contraste, durante todo el 2024 se registraron 30 incendios que afectaron solo cerca de 9 mil hectáreas, es decir, un 100 por ciento menos que este año aunque de forma diferente.
“Sí, se duplicó la superficie afectada, pero afortunadamente este año los incendios fueron mayormente de tipo superficial, es decir, consumieron pastizales y matorrales sin dañar vegetación en pie ni árboles adultos”, explicó Argueta.
Este aumento en la extensión de terreno quemado se debe a condiciones climáticas adversas que predominaron durante la primera mitad del año, aunque recientes lluvias han contribuido a que muchas zonas afectadas se recuperen de manera natural.
“La mayoría de las áreas están reverdeciendo gracias a la humedad abundante registrada desde mediados del año pasado y lo que va de este 2025″.
«Esto ha favorecido una revegetación natural, lo que reduce la necesidad de reforestación inmediata en algunas regiones”, agregó.
Sin embargo, en zonas donde el daño no se relaciona solo con incendios, sino también con factores como el sobrepastoreo (especialmente en el altiplano tamaulipeco), ya se están llevando a cabo labores de reforestación.
Estas acciones incluyen desde la restauración de matorral hasta plantaciones forestales comerciales y sistemas agroforestales, como cultivos combinados con lechuguilla.
Argueta destacó que actualmente no hay incendios activos en el estado y que las condiciones de humedad actuales permitirán cerrar anticipadamente la temporada crítica, que oficialmente concluye en agosto.
“El panorama es alentador, con una temporada más benigna en términos de daños estructurales al ecosistema. Aun así, mantenemos la vigilancia y continuamos con las acciones de prevención y recuperación en las zonas más vulnerables”, finalizó.
Por Antonio H. Mandujano
Expreso-La Razón