Histórica y tradicionalmente, la miscelánea fiscal es enviada por parte del gobernador del Estado al Congreso y, muy rara vez, sufre cambios; es decir, en la mayoría de las ocasiones, al emanar del mismo partido, el Ejecutivo y el Legislativo “alinean” sus intereses para determinar la política económica que regirá el próximo año.
En lo personal, solo en una Legislatura tuve la oportunidad de ver lo contrario. Fue durante la Sexagésima Cuarta (cuando todavía se usaban números ordinales), que me tocó vivir de cerca una disputa presupuestal entre un gobernador emanado del PAN y una legislatura con mayoría Morenista.
Tal vez una de las cosas que más llamaron la atención y dieron de que hablar a propios y extraños en aquel entonces, fue el debate relativo a la emisión de las licencias de conducir permanentes.
Corría el mes de febrero de 2022 cuando una propuesta cimbró los cimientos de la entonces llamada “Casa del Pueblo”; las diputadas y diputados del Grupo Parlamentario de Morena presentaron una iniciativa para establecer las licencias permanentes en Tamaulipas.
Valiéndose de una mayoría que se sostenía “con alfileres”, esta iniciativa fue aprobada por la vía de la dispensa de trámite ante la resistencia del grupo que defendía los intereses del gobernador de aquel entonces.
En aquel momento los diputados de la “cuarta transformación” expresaron textualmente en dicha iniciativa que “una licencia permanente, les permite a los conductores y peatones seguridad jurídica, así como mejorar su capacidad financiera y poder adquisitivo ya que para muchos habitantes es complicado erogar recursos por concepto de la renovación de licencia de conducir”.
Obviamente, ésta más que una medida pensada en la economía de la gente tenía por objeto debilitar recaudación de un gobierno contrario a su partido.
Como era de esperarse, el gobernador panista trató de evitar a toda costa la entrada en vigor de esta reforma, pero vinieron las elecciones a la gubernatura y al verse perdido, tomó la determinación de aprobarla y usar esto como un logro de su administración.
Y si, obviamente, también fue una medida más pensada para debilitar al régimen entrante que para ayudar la economía de las familias tamaulipecas.
Algunos de los diputados de Morena, de los cuales algunos cuantos siguen en funciones, se atrevieron a pedirle públicamente a la gente que “no sacaran su licencia permanente hasta que entrara el nuevo gobierno, para que sus recursos fueran usados por un gobierno humanista” (jaja).
El punto es que en esa pelea —estéril, por cierto—, los que más perdimos fuimos los tamaulipecos pues, nos ilusionaron y nos vendieron espejitos, prometiéndonos un beneficio que, para ser honesto, era demasiado lindo para ser cierto.
Apenas la semana pasada el actual gobernador del Estado propuso una reforma a la Ley de Hacienda donde se vuelve a contemplar una licencia de conducir por un tiempo determinado (dos años) y, además, se establece que licencia permanente deberá “refrendarse” cada cinco años mediante un “examen de manejo” que, obviamente, será cobrado.
La pregunta es: ¿Dónde quedaron aquellos ideales de los diputados rebeldes del 2022, que buscaban proteger la economía del pueblo tamaulipeco? ¿se habrán ido con todo el dinero que ya se gastó el actual gobierno de nuestro Estado?
Cierto es que quienes nos prometieron ser diferentes, lo único que hicieron fue aprovecharse de la necesidad de la gente, y ahora están mostrando su verdadera cara. Tal pareciera que cuando las arcas públicas se vacían, el amor al pueblo sale por la ventana.
En fin, esta iniciativa ya solo tiene que ser aprobada por el Pleno para que se consume una nueva cuchillada al pueblo tamaulipeco…
Ojalá que nuestros diputadas y diputados recapaciten y hagan valer su papel como representantes populares, pero la realidad es que no esperamos que le “bufen” a la instrucción enviada, mientras tanto, quienes seguimos pagando los platos rotos, somos los tamaulipecos…
POR. JOSUÉ SÁNCHEZ NIETO




