Revuelo ha causado en Gran Bretaña la innovación de la Iglesia Anglicana, al abrir paso al poder eclesiástico a mujeres con el grado de obispas. Y esto en su pleno derecho de ofrecer misas en naguas y con los calzones bien puestos. Ya hace algunos años, el poderoso dramaturgo don Rafael Solana, en el siglo pasado, nos recetó su estupenda obra teatral “Debiera de Haber Obispas”, que nos deleitó con sus sarcasmos sobre la investidura clerical en las mujeres, poniendo en jaque a la Iglesia, su moral e intereses. Don Rafael, estuvo en Ciudad Victoria, cuando se celebraba año con año el Concurso de Teatro Rafael Solana, y en cierta ocasión fue nuestro huésped. Hay una foto memorable en el restaurante La Posta, con el Maestro Solana, donde aparece Azhael Jaramillo, Paco Ramos, Mimi y el que esto escribe.
Pues bien, el ascenso al poder clerical de las Obispas pone en jaque al panal de la Iglesia Anglicana, pero sobre todo a la Iglesia Católica, porque impera el viejo orden de que todo para el varón; apegados a las cánones de los antiguos apóstoles, por lo que no ha habido poder divino que los haga cambiar.
Si bien algunas iglesias cristianas del mundo ya han cambiado de estafeta con la entrada de las obispas, la medida tomada por el consejo de la Iglesia Anglicana en Inglaterra si hace temblar el panal. Ya que las obispas también son avispas que le entran a la miel con limón, y no para curar la gripa, sino para echarse en tequilita después de misa. Así es que “chúpale pichón”. Los misóginos mexicas tendrán que echarle miel al panal, porque si no las avispas obisperas se dejarán caer con sus minifaldas y pantalones untados.