“Con base en historia y valores compartidos, las dos regiones podrían fortalecer su intercambio birregional para formular objetivos conjuntos que podrían ayudar a superar la división norte-sur en las negociaciones internacionales sobre cambio climático”, añadió el documento.
Entre las ideas sugeridas se incluye una mayor colaboración entre las regiones en una economía post extractivista, “incluyendo el movimiento para frenar la fracturación (fracking) y abandonar el carbón como la forma de combustible fósil más sucia”.
También sugiere que desarrollen propuestas conjuntas en materia de acceso a la energía limpia, seguridad alimentaria, desarrollo rural sostenible, flujos cercanos de materiales y mercados financieros de inversión para la resiliencia climática.
Una alianza en esos campos alternativos a la economía rica en carbono “podría dar resultados tanto a corto plazo, como ser la base para un cambio en el terreno a largo plazo”, confío la fundación.
El informe propone, además, defender juntos “salvaguardias fuertes en torno al financiamiento europeo de la reducción de las emisiones como consecuencia de la deforestación y la degradación de los bosques (REDD) en América Latina”.
“Europa y América Latina pueden y deben aprender mucho una de la otra para que los objetivos sobre clima sean más solidos”, defendió Patricia Jiménez, directora del Programa de Diálogo Mundial de la Heinrich-Bo¨ll-Stiftung en la UE.
“Un acuerdo ambicioso y justo en materia de cambio climático, sólo se podrá alcanzar a través de la suma de fuerzas entre las dos regiones”, añadió.