MÉXICO, D.F.- “No soy monedita de oro para caerle bien a todo el mundo”, dice; pero no cabe duda que en 2014 Miguel Herrera fue el personaje del año.
Claro, mucho tuvo que ver que se llevara a cabo la Copa del Mundo en Brasil, donde México clasificó de forma apremiante, pero llegó, y para eso mucho tuvo que ver el llamado “Piojo”, quien rescató al equipo nacional de una crisis que parecía no tener fin y lo llevó de la mano para hacer un Mundial aceptable, con el resultado de siempre, pero hasta cierto punto inesperado, dado el desempeño mostrado en los meses previos a la justa.
Por su carácter abierto y su carisma hizo que todas las miradas estuvieran sobre él y que todo lo que dijera tuviera eco, por lo que sus virtudes y sus defectos se resaltaron, aunque al final “yo sólo quiero que me recuerden como un tipo buena onda”, dice.
Herrera se encarga de contestar todas las llamadas de los medios y pocas veces se niega a hablar con ellos “así me conocieron y así voy a seguir”, dijo al ser nombrado director técnico del América, en 2012, club que lo llenó de reflectores, al que hizo campeón en aquella dramática final contra Cruz Azul y que lo impulsó a la Selección Nacional en 2013, donde refrendó su estilo extrovertido, que no se esconde a la hora de los tiempos difíciles, aunque también explota cuando siente que el agua llega al cuello.
“Agradezco mucho todas las distinciones que me han dado en este año. ¿Qué si ha sido el mejor de mi vida? No, no lo creo, hay cosas más importantes que vienen delante. Además, si se me reconoce es gracias a la entrega y la actitud de los jugadores, que de veras se la ‘partieron’ desde la calificación, los juegos de preparación, la Copa del Mundo y seguramente lo harán con los compromisos que hay en puerta”, reconoce el “Piojo”.
Ya lo ven guapo, más guapo que antes… Lo hacen posar para innumerables revistas… La gente de los espectáculos le pide hacer telenovelas, y aunque en alguna ocasión participó en una (Siempre te amaré, producción de Juan Osorio en 2000), ahora está más enfocado que nunca en su profesión: “Seré director técnico hasta que me muera”, reza convencido.
Pero la popularidad que ha ganado lo ha hecho tener múltiples ocupaciones, más allá de la dirección técnica del equipo nacional. No pasa semana en la que Herrera no vaya a inaugurar algún comercio, participe en el lanzamiento de algún producto, sea invitado a un acto gubernamental, alguna organización le entregue un reconocimiento, dicte alguna charla motivacional o se estrene un comercial que filmó.
“Sí, lo acepto, me han llegado muchas ofertas a partir de haber tomado al América, y también la Selección. Sé que a muchos les molesta eso, a otros les incomoda, pero ni modo. Hay que vivir el momento y vivirlo bien, Todo lo que hago no afecta para nada mis actividades como director técnico. Sé que en este último semestre hemos tenido muchas actividades, pero en 2015 las cosas serán diferentes, vienen compromisos muy fuertes (Copa de Oro y Copa América) en los que debemos dar resultados para que todo esto que nos rodea siga su curso”, manifiesta el hidalguense de 46 años, casado y con dos hijas adolescentes.
Acepta que sus apariciones, su exposición a los medios puede ser exagerada, “pero así soy yo y sé que estar en el banquillo de la Selección Nacional exige estar en contacto con los medios de comunicación, algunos critican eso, pero igual criticaban cuando en la Selección [en el proceso de José Manuel de la Torre] nadie hablaba, en fin, a nadie le das gusto”.
Los reconocimientos seguirán llegando, los comerciales, las distinciones y las entrevistas se multiplicarán, pero Miguel, el “Piojo”, aquel jugador iracundo que perdió un Mundial por un momento de furia, aquel técnico que no deja de pelearse con los árbitros, sabe que tiene carisma y sólo quiere que lo recuerden “como un tipo buena onda”.